Vivimos en un mundo de tecnología. Esta ha ocupado un lugar importante en nuestras vidas de una forma paulatina y, salvo ciertas excepciones, sin asustar. Prácticamente todas las acciones de un occidental moderno están condicionadas a la existencia de todo un entramado social que funciona de una forma relativamente optimizada gracias a la tecnología. Desde que nos tapamos con una manta al acostarnos (o mejor aún si no nos tapamos gracias a un aparato de calefacción) hasta las distancias que recorremos en nuestros vehículos, la comida que ingerimos... y eso permaneciendo en los hábitos más básicos o físicos. El uso de internet en sus múltiples formas ha venido a suponer una revolución mayor en la que el acceso a la información a venido a cambiar (y mejorar la funcionalidad de) muchas cosas.
En muchos sentidos la tecnología es fantástica. Desde luego para el hombre de a pie es tremendamente cómoda. Higiene, medicina, agua caliente sin salir siquiera de casa, alimentos que se conservan durante semanas en armarios refrigeradores... hace cinco siglos ni los reyes podían acceder a tamañas comodidades. Incluso ciertos avances traen cierto tipo de "igualdad", si bien no ahondaré en este asunto que excede al contenido pretendido del artículo.
Lo que sí pretendo señalar es el alejamiento de lo natural que la tecnología nos ha ocasionado. Sin ser una crítica, solamente una observación, prácticamente ninguna persona es capaz de proveerse de comida o agua en un entorno natural mínimamente complicado.
Lo que me va a acercando a este título que puse en el artículo es el hecho de que todo nuestro entramado tecnológico es ciertamente endeble. Ha sido basado en el principio operativo capitalista de proveer el máximo beneficio en unas condiciones muy concretas. Lo que quiero decir es que las empresas y sociedades no se preocuparán tanto de las circunstancias raras dado que eso provocaría relativas pérdidas en su empresa (no serían competitivos). No creo que haga falta que señale a ciertos desastres para ejemplificar este postulado.
Los desastres ocurren. Estamos acostumbrados a que no lo hagan, pero a veces aparecen, y no solo los causados por la naturaleza, que parezca sacudirse a unas porciones de humanidad como una vaca espante moscas con el rabo, sino que pueden ser ocasionadas por la misma humanidad. Vivimos una relativa paz mundial a la que estamos "acostumbrados", pero eso puede cambiar mucho más rápido de lo que queremos creer.
Sin ir más lejos la actual presencia de fenómenos violentos en la superficie del sol desencadenó la posibilidad de que sobre puntos concretos de la tierra, o incluso sobre todo el planeta se ocasionara un efecto similar al de un pulso EMP. Explicado de forma demasiado breve, el fin de todo aparato electrónico en el planeta. Se creó un organismo que debía anticiparse a esta posibilidad protegiendo adecuadamente instalaciones civiles (se supone que algunas militares lo están). Unos cuantos países acordaron tomar medidas comunes, otros dijeron que "no estaba el horno para bollos". Las consecuencias inmediatas de esta posibilidad incluyen el desabastecimiento de agua en las ciudades. Y durante más tiempo del que tarda una persona en morir de sed.
Saliendo de esta agorera posibilidad, la tecnología nos ha dado muchas ventajas a los jugadores de rol. En la misma hermandad tenemos el juego de rol disponible en un formato principalmente digital, pero sabemos que las estructuras de este tipo son frágiles.
Los juegos de rol, sin embargo, son relativamente sólidos. Tradicionalmente han sido concebidos de forma que se pueden jugar con pocos medios, o incluso con muy pocos medios. Claro que podemos disponer de fichas digitales, dados en el móvil, partidas por foro, pdf en el tablet y otro montón de posibilidades. Pero también podemos jugar con muy pocas cosas.
El
juego de rol de Espada Negra ha tenido entre sus principios favorecer esta simpleza hasta el extremo. Escribí un
artículo sobre el tema en enero de este año que hoy he intentado expandir un poco. ¿Y qué es lo que quiero decir? Que cuando llegue el siguiente desastre para la humanidad... si llegamos a acostumbrarnos y a tener algo de tiempo libre, una vez hayamos aceptado que nuestra esperanza de vida se ha recortado a la mitad... bueno, creo que seguiremos jugando al rol.
Desde luego tendremos los recursos. Puede que no para jugar a esos juegos que exigen dados de veinte caras, pero desde luego sí para jugar a Espada Negra.
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