Cualidades de un bestiario
1-3-2013 12:14
Tras un descanso forzoso de un día vuelvo a la carga con los artículos sobre el juego de rol de Espada Negra. Ya me acerco al final del análisis capítulo a capítulo, esperando volver después para tratar tantas cuestiones específicas como me apetezcan. En este texto, y los próximos, ahondaré en una idea, y es la del orden en los juegos de rol.
El decimotercer y último capítulo del juego de rol (luego hay apéndices) es el bestiario. Todo juego de rol tiene un bestiario, es necesario para crear unas situaciones de combate interesantes, y no solamente eso, sino que además contribuye al ambiente como pocas otras secciones hacen.
En el caso del juego de rol de Espada Negra el bestiario incluye sobre todo personas normales, de las que podrían llegar a hacerse los jugadores, como soldados dormenios o espías harrassianos. Estos son de variada capacidad, restringidos tanto por las propias profesiones como por la elección de atributos correspondiente en cada sección. Afrontémoslo, no está igual preparado un soldado dormenio del ejército regular que un guerrero gunear del clan del oso o un soldado eridio. Estos personajes aparecen mediante enlaces a las propias profesiones (de la sección de profesiones) en cuyo final aparecen las fichas en sí.
Eso no significa que no haya criaturas sobrenaturales en el bestiario. Quince tipos de muerto viviente diferentes servirán para dar mucho juego a aventuras que involucren estas fuerzas, y también aparecen los defectos del infierno, temibles criaturas del más allá que a veces encuentran la forma de venir al más acá y complicar la existencia a todo el mundo. También aparecen criaturas creadas por los dioses, como el temible lobo gunear o las enigmática criaturas conocidas como gharam.
Dicho esto, ¿qué debe tener un buen bestiario? Bueno, está claro que tiene que tener las fichas de los antagonistas, descripciones adecuadas, y a poder ser ilustraciones de los mismos (eso nos gusta a todos). Pero a un nivel de reglamento, ¿qué debe tener?
Desde mi punto de vista debe respetar los principios fundamentales (lo cual ya será bastante complicado). En primer lugar tiene que ser realista con el entorno. Esto se traduce en que sus mecánicas sean claras y objetivas, y si puede ser incluso que estén gobernados por las mismas reglas exactamente que los personajes. En segundo lugar tiene que tener una profundidad estratégica, lo cual en principio le viene dotado (o regalado) si el sistema de combate en sí es bastante profundo. En caso contrario se exige añadirle valor. Conseguir que el sistema de bestiario sea simple e intuitivo es saco de otro tírtico.
Por una parte el sistema de combate del juego de rol de Espada Negra se puede complicar mucho cuando se juntan habilidades de combate, de táctica y poderes, por lo que hay que ser muy cuidadosos como Creadores para que el combate no se descuide. En general creo que es mejor idea utilizar un número relativamente alto de antagonistas fáciles de usar que unos pocos con los que liarse, pero eso entra en el terreno de cada uno. En este sentido el bestiario incluye personajes de ambos tipos de variado nivel de poder.
La cuestión que me parece más importante en este sentido sigue relacionada con esta simpleza, o más aún, con la intuitividad, y es que creo que todo bestiario debe facilitar de una forma clara el “nivel” de cada criatura. Lo pongo entre comillas para dejar claro que no tiene por qué ser el nivel, pero sí una variable comparativa objetiva que establezca cuanto de duro es un desafío (aunque luego sea más dura para unos que para otros, claro). En los términos en los que ya he explicado en otros artículos que creo que los sistemas de combate objetivos son mucho mejores, también es mejor que objetivamente se establezca la dureza de una criatura para establecer finalmente una recompensa por enfrentarse a ella.
Finalmente considero que también es útil que el sistema o fórmula mediante el cual se calcula este valor sea lo más objetivo posible, o si no es posible establecer una objetividad posible, establecerla por lo menos en las partes comunes, de forma que lo único subjetivo sea valorar habilidades especiales propias de la criatura.
Y esto es todo por ahora. No me detendré más en el bestiario, sino que seguiré haciendo un paso por los apéndices.