Los atentos ojos de la convenciencia
17-7-2012 00:30
Últimamente he estado muy ocupado con la redacción de cierto material necesario, desde mi punto de vista, para la hermandad. Esto me ha dejado poca disponibilidad para escribir artículos sobre los defectos, no por no contar con tiempo, sino porque tras dedicar gran esfuerzo a la citada redacción, prefiero invertir el tiempo restante a la práctica de otras habilidades.
En este caso traigo un ejemplo de un defecto, como todos, bastante peligroso. Se trata en esta ocasión de la conveniencia, un defecto artero y desagradable que está opuesto a la sinceridad, y que a su vez viene a ser la diplomacia mal entendida.
En este caso las escasas diferencias con otros defectos como la falsedad o la indiferencia hacen que el estudio sea francamente difícil. Por una parte los casos en los que se trata de un individuo que es manipulador en su beneficio se confundan con la falsedad, y aquellos en los que no actúe si no es para su mismo beneficio entren en contacto con la indiferencia, o incluso el individualismo. Los casos en los que la conveniencia es pura quizá sean muy forzados y evidentes
En este caso hago referencia a una conducta desgraciadamente común: se trata la de una persona que puede colaborar con una segunda para evitar un mal que está afectando a esta segunda, pero que probablemente acabe afectándole a él, elige no hacerlo por miedo a sufrir las pérdidas asociadas a esta resistencia.
Esta conducta que traigo a colación es diferente del individualismo, pues en este caso el sujeto busca su bien a perjuicio de los demás, y también lo es de la indiferencia, pues aunque ambas puede referirse al mismo hecho, esta hace referencia a defectos diferentes. Por ejemplo, un pueblo que no ejerciera la rebelión en un caso de injusticia generalizada sin duda está ejerciendo indiferencia, pero también puede haber ejercido un caso de conveniencia previa.
En este caso el sujeto habría visto las injusticias ocurridas a personas ajenas sin que él decidiera unirse a esa posible revolución necesaria. Quizá más tarde pudiera unirse a dicha rebelión cuando le afectara a él, y en ese caso hubiera incurrido solamente en conveniencia y no en indiferencia. En cualquier caso quizá para cuando él se uniera los anteriores damnificados ya habrían sido derrotados o desmoralizados, haciendo imposible la causa común.
Se que esta forma de verlo puede parecer forzada y que hay otras formas de conveniencia mucho más usuales en la sociedad, pero mis pensamientos me llevaron a esta conclusión no solamente por la cuestión formal, sino también por la simbólica: muchas fuentes concuerdan en representar al defecto de la conveniencia como un ser con muchos ojos, supuestamente porque está atento a todo lo que ocurre para elegir aquello que le conviene, pero, ¿y si es esta la forma correcta de verlo? ¿Y si el defecto tiene muchos ojos porque está hecho de muchas personas cuya conveniencia los llevó a no poder tomar un camino común?