Hace unas semanas me jugué en diagonal la historia de la segunda parte del remake (que no lo es) del mítico Final Fantasy VII. Unas 40 horitas le eché, saludando con la mano a las secundarias porque ni la consola ni el juego son de mi propiedad, y me ha dejado unas sensaciones muy específicas que he compartido en varios sitios, pero quiero expandir un poco en estos lares.
Para los despistados. Final Fantasy VII Rebirth es básicamente una reimaginación de los eventos del primer CD de la experiencia original a partir de la salida de Midgard. Se visitan casi todos los lugares que hace 3 décadas, pero con muchas capas de información de su argumento y universo (el cual, como era habitual, estaba muy poco esbozado en el original). No es un juego amable para el que esté recién llegado a Rebirth, presupone que tienes no ya familiaridad con la primera parte del remake, sino con el juego original. Si quieres decodificar el juego, vas a tener que hacer deberes. Si como yo has recorrido el camino de Midgard al Cráter del Norte y vuelta más veces de las que estás dispuesto a admitir, es probable que disfrutes retornar a Gaia, redescubriendo a unos personajes que son mucho mejores e interesantes de lo que eran entonces, hasta los más chorras (Yuffie, Caith Sith) tienen su lugar. Barret sigue siendo el mejor parado, que ha pasado de ser un MR-T con una metralleta en el brazo que se daba golpes en el pecho como un gorila, para convertirse en un saco de carisma con un pasado desgarrador y detalles preciosos (como que se coloque las gafas para ocultar sus ojos al emocionarse). Hay conceptos reimaginados, mejor explicados, hay agujeros de guión (uno en concreto del original) que han sabido arreglar y otros...bueno, tienen vicios de los JRPG`s que en algún momento me han hecho bufar. Y bueno, Sefiroth y su nuevo plan (porque si, el plan es nuevo aunque se lo haya robado a Marvel) se me han hecho bola. Aparece todo el rato, llega a ser molesto. Hay cosas buenas y malas mezcladas, Red XIII las aúna. Tiene momentos tontísimos, un doblaje inteligentísimo y su historia, que en el original estaba ahí para justificar una mazmorra jodida para luego no importar, ahora esta unida al GRAN CONFLICTO de la historia.
Dicho esto, empecemos con mi reflexión.
Uno de los conceptos más importantes del universo, y de la trama, de Final Fantasy VII que ha pervivido y ha expandido, de forma magistral si me lo preguntáis, en la presente entrega es la Corriente Vital (en inglés "Life Stream"). Dentro de este universo, la corriente vital contiene la esencia de Gaia (el planeta) y los recuerdos, vivencias, experiencias, emociones y conocimientos de todos los que han vivido en él. Es el más allá, si el más allá fuera además petroleo mágico que genera magia, monstruos y kaijus. Se mezcla, a ratos, con conceptos del folkclore japonés e ideas como la Hipotesis de Gaia (tal y como las formuló Lynn Margulis) propias del momento en el que se escribió el juego. Pero puedo decir que, dentro de FF7, me agrada.
Creo que está bien aprovechado, articula de forma excelente los hechos pasados y futuros de la historia, da un fondo emocional potente y sirve como consuelo para cierta muertes(FF7 salió en 1997 y a algunos aún nos duele la brocheta). La gente muere, pero no desaparece, solo acaba en la Corriente Vital. Quienes jugamos al primer juego seguramente recordemos el momento en el que Aeris le dice a su madre adoptiva que no esté triste, porque aunque su esposo ha muerto en la guerra este ha vuelto al planeta. Elmyra igualmente quedó desgarrada por la perdida, claro. Sea como sea, es un consuelo que en este mundo no tenemos, pero la ficción es catártica.
Bueno, puedo decir que Final Fantasy 7-Rebirth ha sido para mi, quiero pensar que para muchos otros también, una zambullida en esa idea esencial de la Corriente Vital. He podido reencontrarme con gente que se fue. Su música, momentos puntuales y grandes escenas han despertado en mi recuerdos que casi podrían haber sido sacados del baúl por un fantasma. Me ha ayudado a entender porque el imperfecto juego que salió en la primera playstation fue para mi tan importante. Porque dos de los recuerdos más intensos que tengo de mi infancia es mi amoña morena después de 15 días en Valencia, regalándome el Final Fantasy 7 que aún atesoro, y como el ex-marido de mi tía me hablaba de ese mismo juego. Años después me lo quisieron quitar porque un chaval murciano había matado a su familia inducido por el Final Fantasy VIII, o eso decían en la tele. He vuelto a la casa de mis aitonas, al que fue mi cuarto cuando volví a Euskadi siendo tan solo un niño, al suelo de moqueta en el que jugaba, a oír el sonido relajante del motor de la puerta del garaje y el olor a aceite del taller de mi abuelo que este arrastraba cuando volvía a casa, y me veía jugar. Y me ha hecho sonreír al pensar en gente que ya no está, gente que me enseñó mucho.
No sé ni siquiera si es un buen videojuego. Pero si entendemos el arte es aquello que despierta emociones...pues mira, es arte. Que sé yo.
Todo esto no es más que una forma pedorra de decir que, a su manera, Rebirth ha sido para mi la Corriente Vital. Un lugar de feliz reencuentro.
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