Hermanos Juramentados de la Espada Negra
- Inicio
- Novelas
- Juego de rol
- Juego de mesa
- Música
- Galeria
- Enciclopedia
- FAQ
- Contacto
- Hermandad
- Uso y licencias
Reflexiones de una noche de verano
24-7-2023 01:51
Por Crom
Hace tiempo que no escribo por aquí. Que no escribo nada para la Hermandad (lo último fue "La última cacería de Elsar"y aún recuerdo el dolor que sentí aquella noche), pero Espada Negra ahí anda, rondando en mi puta cabeza como un puto lobo hambriento. Le noto las costillas. Veo la sangre en su morro. Y en sus ojos me reflejo.
En fin.
¿Qué iba a decir? Ah, si. Esta noche, 24 de julio del año MMXXIV, había elecciones en el Reino de España pero les he hecho poco caso. He trabajado, y luego he tenido rol. Es de eso último de lo que quiero hablar.
Hemos ido al txoko (local, lonja, chamizo, no sé como lo llamáis) de unos buenos amigos que amablemente me invitaron a su campaña de Mundo de Tinieblas. Es algo que aprecio, porque les quiero y amo ese universo, pero al final no hemos jugado MdT porque la gente clave (la que tenía la trama en sus manos, vaya) ha faltado por razones varias que no vienen al caso y que honestamente no importan. Se iba a cancelar el plan, cada uno para su puta casa como se suele decir, hasta que he visto algo.
Un viejo amigo. Un buen amigo. Un leal compañero. Un manual de Espada Negra y sus fichas, las que venían en formato hoja (no esa hermosura de libretos). He sonreído, y me he ofrecido a dirigir a los presentes. El manual era de uno de ellos, a quien se lo regalé por su cumpleaños y que decidió dejarlo ahí. Tras una breve explicación del mundo se hicieron personajes (mucho dormenio, un gunear) y los lancé al sucio, implacable, magnífico mundo de Espada Negra.
Los lancé a la repugnante mina de Eisvindr y ahí se quedaron, muertos y podridos tras intentar escapar por las malas, luchando contra los Ollvaror.
Diría que es una buena forma de volver. De sentir el acero. Y ahora, como si fuera una infección o la corrupción del Caos que todo lo erosiona, Espada Negra está en mi mente. El lobo se ha dado un festín.
Siento el pulso del lobo. Huelo su aliento. En sus ojos me reconozco.
