O en español PLQQ. Es este modelo que predicamos en Espada Negra en el que cada persona decide lo que debe aportar por su copia física, y que nos ha dado resultados tan interesantes. Ya he escribo mucho sobre sus cualidades, hoy voy a tocar otro punto de vista.
Hace unos días Eneko Menica puso sus manuales de segunda edición de Warhammer 40.000 a la venta. Y jugué con ellos en los noventa, pero me fueron sustraídos en algún momento y evidentemente no los voy a recuperar, así que siempre he querido hacerme con unos de segunda mano, pero nunca me he decidido. Se trata de un artículo muy inestable en el mercado de segunda mano, que a veces aparece a diez euros y a veces está (indefinidamente) a cincuenta.
El caso es que el señor citado ha decidido ponerlos en PWYW a mi disposición, algo que me debería llenar de alegría pero que más bien me ha puesto muchas dudas en la cabeza. Porque, para el que no sepa, soy probablemente la persona más indecisa del planeta.
Voy a desarrollar esto. No es que sea pusilánime o débil -quizá lo sea, pero es otro asunto-, sino que evito tomar una decisión hasta tener toda la información y haberlo razonado lo suficiente, y ocurre que muchas veces la acción en cuestión no merece tanto esfuerzo, así que hay ciertas decisiones que nunca acabo de tomar, y en serio que esto produce situaciones muy chocantes, especialmente si estoy acompañado.
Puede resultar curioso, especialmente porque en mi vida laboral me muevo en un sector estratégico en el que tengo que tomar decisiones constantemente, y en estas también me tomo mucho tiempo, no tanto como quisiera pero más del que quieren mis clientes. Al final siempre siento que me falta información y que no he razonado bastante, pero cuando se acaba el tiempo tomo una decisión, y habitualmente no erro. No demasiado.
Dentro del paradigma de pagar adecuadamente a Eneko Menica tengo muchas dudas, y esperaba pensar en ello en momentos de descanso, pero reconozco que me podría llevar varios meses alcanzar una resolución aceptable, y el citado coleccionista me ha amenazado con enviármelo gratis, así que tengo que tomar una decisión. Me parece razonable pedir ayuda a los lectores para este asunto.
Creo que la cantidad debe moverse entre dos cifras. El mínimo sería diez euros, que es la cantidad más baja por la que he visto que este material saliera, y el máximo cincuenta, no solo porque es el precio al que nunca salen en segunda mano, sino porque me escuece mucho pagar tanto.
Dentro de esta horquilla, empiezan a surgir una ingente cantidad de formas de verlo, de las que trataré unas cuantas.
No podría empezar por la cuestión moral. Yo no soy una persona que gane ingentes cantidades de dinero, pero tampoco soy pobre, y tengo un presupuesto para ocio. Egoístamente me encantaría tenerlo por diez euros para rememorar los tiempos de mi relativamente inocente adolescencia. Porque claro, si pago mucho por ello el disfrute de este recuerdo quedará contaminado por el hecho de que ahora soy un señor sumido en la miseria del sistema capitalista, y no quiero esto. Por otra parte, el señor Menica no se merece que lo expolien como en su día me ocurrió a mí, así que no creo que deba asignar una cantidad baja.
Tampoco salgo bien parado si pensamos el coste material del artículo en sí. Por aquel entonces el PVP de la caja de Warhammer 40.000 de segunda edición eran 9.275 pesetas (consultado en una White Dwarf de 1995), aproximadamente unos 56 euros. Es verdad que la caja traía otras cosas, principalmente marines cutres, orcos feos y gretchin inusables hoy en día que en ningún caso me interesan hoy en día. Más o menos pienso que los manuales tendrían un valor del 30% de la caja, y eso siendo benévolo conmigo mismo, y eso serían unos 17 euros, pero claro, hay que aplicar la inflación desde 1996. Hay que tener en cuenta que cuando yo me compré la caja pagué 225 pesetas para ir a Madrid (1.35 euros), y que hoy en día el mismo viaje cuesta 4.20 euros.
He consultado el índice de precios al consumo (IPC) desde 1995, y tras un rato multiplicando he quedado convencido de que la inflación es aproximadamente de 2700%. No es una buena noticia para mí, porque en este caso el coste razonable de los manuales se incrementaría de 17 euros a 46, y esto sin tener en cuenta gastos derivados que Eneko Menica haya tenido que asumir.
Quizá haya alguien avispado que señale que el incremento del billete de autobús citado se pasa del 3000%, pero que hay que tener en cuenta que la Comunidad de Madrid retiró la subvención sobre el precio del billete en la época de la gran crisis, así que su subida es sin duda mucho más artificial. Además, el IPC es un constructo totalmente artificial calculado por cada gobierno, y que está sometido incluso a presiones estratégicas y a manejos estacionales, y siempre se ha protestado de que no responde adecuadamente a la realidad. En aquellas épocas precrisis, de hecho, los precios subían mucho más.
Resulta curioso, de hecho, observar que el actual manual de octava edición de Warhammer 40.000 se vende a un precio de 45 euros, muy cercano a los 46 que he citado como referencia. En este sentido se podría decir que el IPC ha sido curiosamente exacto.
El asunto económico arroja muchas dudas sobre la decisión, pero el precio teórico no es representativo del valor que pueda tener. O sea, si 45 euros fuera adecuado para su valor, esos manuales que se ven en wallapop ya no estarían a la venta, así que en este sentido se impondría una corrección muy a la baja. El motivo principal es que hoy en día nadie juega a segunda edición, así que su valor es puramente de coleccionismo.
Pero claro, a mí me va a dar un valor adicional. Por una parte me va a hacer rememorar mi juventud, y eso es valioso, y por otra quizá me sirva de inspiración para algo que escriba yo en el futuro. Quizá incluso eleve mi ánimo de la actual depresión circunstancial y me anime hasta el punto de que escriba de nuevo. Si así fuera, podría ser el equivalente a pagar por un tratamiento psicológico destinado a tal efecto. El coste de una terapia psicológica es de al menos cincuenta euros la hora, y si bien arreglar mis problemas podría llevar muchas sesiones (o quizá nunca se arregle), parece razonable pensar que estos manuales podrían tener al menos el valor de una sesión. O no.
Andaba en este paso de la reflexión cuando recordé que hace unos años me hice con el manual de la primera edición de Warhammer 40.000, la traducción de Alfil, que considero mucho más escasa y valiosa. En aquel momento no se produjo intercambio económico, sino por otros manuales en mi posesión. De alguna forma ese trueque me produjo apenas quebraderos de cabeza, puesto que al sacar el dinero de la ecuación todo fue mucho más simple. Maldito dinero…
Llegado a este punto pensé que en honor a la verdad no necesito esos manuales. O sea, sé que me darán unos buenos ratos, pero hay otras cosas en la vida. Tengo ropa, comida, un cuchillo... todo lo demás es vanidad, ¿no? A fin de cuentas tengo mi recuerdo de estos manuales y mi interpretación de ellos que es lo que debe quedar en mí. Porque, además, ¿y si su lectura cambia mi visión de esa época? ¿No es mejor que deje enterrado lo que está muerto, sin arriesgarme a liberar una enfermedad de otra época en el planeta?
Y en fin, ya he pasado de las mil doscientas palabras sobre este tema. Le he dado un par de vueltas más a algunas cosas, pero creo que por el momento es más que suficiente. Pido ayuda al estimado lector para que me ayude en este atolladero en el que me he metido y del que no tengo claro cómo salir.
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