Quede claro que dede el titulo en el que en que he mencionado que es mi opinión. Bueno, insisto en ello, este es el artículo de un sujeto cualquiera, así que igual digo algo que no es compartido por otras personas.
Quiero decir que tampoco tengo la perspectiva global del universo. Por lo tanto, puedo equivocarme en cosas, y luego corregir mi opinión, así que si alguien me convence, pues me retractaré.De hecho quiero ser convencido, me encantaría que el mundo fuera un lugar en el que la tarjeta X fuera una herramienta útil, pero yo creo que no es este.
He leído sobre la tarjeta X, muchos artículos como por ejemplo
este que se ha publicado hoy (y que tiene referencias muy prácticas). He visto debates, he participado en debates, y a fecha de hoy no me parece útil para crear entornos seguros. Y no me refiero a mi mesa de juego, sino como concepto general.
Esto no quiere decir que no crea que haya que crear espacios seguros, o que esté de acuerdo con que se hagan auténticas barrabasadas en las mesas de rol. Sé que está todo lleno de machismo, de racismo, e incluso atentados mucho más individuales contra la sensibilidad de cada uno. Yo mismo, por ejemplo, lo puedo pasar mal con ciertos conceptos (por ejemplo, la censura), así que entiendo muy bien de lo que estamos hablando.
Ahora continúo con el desarrollo de lo que intento compartir. La tarjeta X se levanta en circunstancias en las que una persona está incómoda con un contenido. El consenso social es que el contenido en cuestión se cambia o se soslaya. La ganancia teórica de este hecho se produce en que la persona esquiva esa situación sin tener que enfrentarse a los demás, avergonzarse, etcétera.
Yo divido esto en varios casos. El primero, es una partida de confianza entre amigos. El segundo, una partida con desconocidos en la que no se ha establecido confianza, típica de unas jornadas. Y luego el bono: las partidas de desconfianza directa en la que sabemos que hay elementos perniciosos.
Empecemos por el primer caso.
Si estamos en un clima de confianza, entonces tenemos que poder hablar las cosas. Es más, si no las hablamos sino que las sustituimos por un gesto estamos estableciendo una comunicación muy limitada, de manera que hay una pérdida a medio plazo en la comprensión. Pero voy aún más lejos: una persona que no quiera mostrar su incomodidad por vergüenza seguramente se sienta también avergonzado de sacar la tarjeta, por que es
MUY RARO que lo que inhiba el acto de manifestar una opinión sea la acción de hablar en oposición a la acción de levantar un objeto.
Esto puede ser muy extremo porque incluso puede dar lugar a confusiones porque el elemento a remplazar no quede claro. Es decir, si en una escena con arañas un jugador levanta la tarjeta, quizá el asunto sea que tiene fobia a las arañas, o quizá fobia a los venenos, quizá a las palizas físicas. En este caso creo que va a haber que hablar de todas formas. Y entonces, ¿qué se ha obtenido de sacar la tarjeta?
He leído también que la tarjeta tiene una finalidad muy funcional en relación con las partidas de jornadas, para evitar la tristemente conocida situación en al que el personaje de una jugadora es sistemáticamente violado por personajes (jugadores o no). En este caso estamos hablando de personas que de verdad son unos cretinos, ¿pensáis de verdad que una tarjeta va a hacer que reflexionen lo más mínimo?
De verdad, que siento decir esto, pero la gente gilipollas es (¿somos?) muy gilipollas. A lo mejor algunos pensáis que se puede cambiar la opinión de las personas, pero si lo pensáis, pasaros por los viejos roleros un rato. La gilipollez es muy testaruda, y por desgracia las personas que piensan que una partida puede ser así no van a estar de acuerdo en usar la tarjeta X. Es más, si la utilizan no la van a respetar, y si se acercan a respetarla, no se van a callar. Dicho de otra forma, que si la tarjeta X funcionara en este entorno, entonces no sería necesaria.
Insisto en que yo no pretendo dar lecciones a nadie.
Tercer caso: clima de desconfianza confirmado. Una mesa en la que sabemos que hay elementos que dan problemas. El típico jugador que la lía una y otra vez y con el que no hay quien hable. Pues con este jugador no solo no va a funcionar, sino que si acaso se da la situación en al que entienda que es incontestable, entonces él la va a usar en su beneficio. Porque recordemos que la tarjeta X es incontestable y que no se puede ignorar jamás, ergo el jugador pernicioso puede utilizarla para recortar narraciones que no le convenían, o para cambiar situaciones en las que iba a salir perjudicado. Los metajugadores pueden (¿podemos?) ser muy imaginativos.
Me sorprende encontrar en los ejemplos del artículo enlazado que se pudiera intercambiar las arañas gigantes con gusanos de seda gigantes. Una araña no ataca ni medio parecida a un gusano de seda, y el contexto global que dibujan ambas especies es totalmente diferente. La economía local ya no podría estar sustentada por alquimistas, sino que en lugar serían tejedores. La trama del envenamiento local dejaría de tener sentido, la forma en la que se transportan los bienes sería muy diferente, las carreteras no serían ni de lejos las mismas. Probablemente las leyes serían diferentes. No se puede cambiar así como así arañas gigantes por gusanos de seda.
Pero aún es más, me sorprende que no se valore el asunto de la censura o autocensura como un aspecto trascendente. Yo personalmente no creo en detallar específicamente los asuntos desagradables, no por no herir a los jugadores, sino porque me parece que las partidas de rol no van de crear una descripción hiper trabajada… pero sí se da el caso, ¿dónde queda el respeto al autor que pudo pasar horas preparando ese contenido? ¿Es que él no tiene derecho a expresarse?
¿Y qué hay del jugador que vive una vida gris y que de hecho quiere esos eventos para sentir algo más fuerte que su vida cotidiana? ¿Ese jugador tiene derecho a levantar la tarjeta contra un jugador que ha cambiado la tarjeta para aplicar la primera censura?
Por el momento voy a limitar el espacio destinado a este asunto porque no pretendo más que expresar una opinión de un sujeto cualquiera. Quiero insistir en que aunque yo no la voy a usar, respeto completamente al que quiera hacerlo, y a tal efecto invito a los defensores de esta construcción a manifestarse en este u otro medio (
ya he propuesto una fecha para un vídeo). Yo pondré mis medios a su disposición, creo en la importancia de los espacios seguros, simplemente creo que esta herramienta no es útil.
Y aprovecho ya que estoy para compartir unas cuantas ocasiones en las que a mí me habría venido bien una herramienta de control social de conductas que funcionara. Para ver si recibo algo de iluminación a este respecto.
En una ocasión en unas jornadas, me encontraba en una partida con cuatro jugadoras y un jugador, dándose el caso de que el jugador era el novio de una de ellas, y las otras dos no lo conocían de nada. El jugador en cuestión no paraba de aleccionar las acciones del personaje de su novia (curiosamente ella tenía buenas ideas, mientras que él no). Poco después extendió la conducta paternalista sobre el resto, y yo le llamé la atención sobre su conducta. Ni hablándole se consiguió nada, y la experiencia fue tan miserable que tuve que tratarlo con posterioridad con las jugadoras.
Por cierto, el jugador era un asiduo de las redes que estaba convencido de saber más que nadie.
Ya llevo tres ocasiones en las que un creador de otro juego de rol se ha unido a una partida de Espada Negra y se ha puesto a criticar a medias y a interrumpir diciendo que “tal cosa” la habíamos copiado de su juego. En ninguno de los casos conocía al sujeto o a su juego, pero desde luego lastró la experiencia al resto que no pudieron jugar tranquilos.
En otra ocasión se sentó un jugador que se dedicó sistemáticamente a putear los planes del resto. No estoy hablando de oponerse a ellos, sino a contárselos a los pnj simplemente por dar por culo y sin un motivo relacionado con el personaje. Corté la partida porque no había quien siguiera, y colgó una reseña negativa de la partida en su blog.
Tengo muchísimas de jornadas, tantas que me cuesta apuntarlas todas, tantas que he llegado a tener ansiedad antes de dirigir en las jornadas. Y todos los casos parecen de esos en los que una tarjeta X debería servir, y no sirvió ni algo mucho más fuerte. En una ocasión tuve a un jugador fue racista (no el personaje, sino el jugador, y contra mí además). Cuando ya le dije que se cortara un pelo, me contestó que eso era un asunto de su personaje y que no podía decirle nada.
De verdad, que nadie cree más que yo en la creación de entornos seguros, pero para afianzarlos hacen falta herramientas que funcionen, y yo no creo que esta vaya a funcionar. Las personas son como son, y nadie, y si la conversación pocas veces arregla nada, mucho menos la falta de conversación. Porque si de hecho alguien se presta a
aceptar (no solo usar) esta herramienta, será el tipo de persona sensible con la que no va a hacer falta.
Mientras tanto hará falta educación, y es algo que no veremos en la gente que ya juega porque ya es (¿somos?) como es. Quizá las siguientes generaciones sean mejores.
Yo por ahora publico esto y me preparo para las respuestas. De verdad que me encantaría creer en la tarjeta X.
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