En esta ocasión me ha quedado un título pretencioso, y la verdad es que sin duda es un asunto ciertamente complejo del cual no puedo más que dar un punto de vista que no tiene más formación que la que he podido recibir de mi experiencia, de las enseñanzas de expertos a mi alrededor, y de la lectura de artículos de internet que, juntos, han formado mi opinión personal y actual sobre este asunto.
Diría que existe cierto acuerdo al señalar que el lenguaje humano ha sido una clave determinante en la aparición de la inteligencia. Simplificando mucho, mediante la capacidad de comunicación se consigue el desarrollo de otras muchas herramientas, pero también conseguimos dar un orden al pensamiento mismo, y con esa estructura retroalimentamos al mismo lenguaje (entre otras cosas), y vamos avanzando hasta las increíbles cosas que hemos conseguido (positivas y negativas) y mucho más. El lenguaje, por lo tanto, no es simplemente una forma de transmitir información, sino una compleja estructura que nos puede influir de formas difíciles de prever o incluso documentar.
No es extraño que los expertos en la evolución de la lingüistica puedan proporcionarnos fascinantes estudios sobre el significado de la metáfora y su poder como modificador mismo del lenguaje, o sobre la fuerza de la connotación, un concepto que a priori no está necesariamente en la palabra, pero que con el uso puede llegar a formar parte integral.
Todo esto esto plantea cuestiones realmente interesantes. ¿Es mejor aprender un idioma de forma nativa, o varios? ¿Hay idiomas que predisponen mejor para el pensamiento matemático, o para el artístico? ¿Viene parte de nuestra conducta heredada del idioma? ¿Quizá al revés, o simplemente las dos cosas?
Hay una cuestión de la que sí me siento convencido, y es que la forma en la que se dicen las cosas altera su contenido indirectamente. Podemos tomar por ejemplo el lenguaje naval en el que se usaba el código morse. Este tipo de comunicaciones son algo más lentas y costosas que la hablada (aunque los expertos son rápidos, claro), por lo que la concrección suele ser una clave en estas comunicaciones. Casi cabe preguntarse cómo sería la evolución del pensamiento de una cultura que utilizara únicamente esta forma de comunicación.
Todo este prolongado preámbulo me permite poner bajo observación las nuevas formas de comunicarnos que la tecnología ha puesto a nuestra disposición. Tengo que mencionar que en el pasado han existido otras como el telegrama o el morse, pero estas no han gozado de tanta popularidad ni en ningún caso eran tan inmediatas.
Quizá el ejemplo más evidente sean los mensajes cortos propios de las
aplicaciones de mensajería como, por ejemplo, Telegram. Creo que una gran cantidad de personas optan por esta forma de comunicarse, y personalmente lo entiendo porque permiten a cada persona participar en las conversaciones al ritmo que le parece. De esto se pueden hilar comunicaciones rápidas que recuerdan a una conversación, o producir una interacción más lenta que se acerca un poquito (muy muy poco) a la comunicación por carta.
Muchas personas han levantado la voz de la crítica en relación con, por ejemplo, la posible falta de modales o interés en situaciones sociales, o el peligro de adicción y pérdida de concentración de las constantes notificaciones, como efecto psicológico y neurológico, hechos que justifican sus propios artículos.
En este artículo más bien pretendía acercarme a la forma de comunicarse dentro de las
redes sociales, que sin duda se han impuesto a otras que ya más bien parecen tradicionales como blogs o foros. Diría que hay algunas diferencias fundamentales entre las que se cuentan la mayor exposición y la baja permanencia en el tiempo.
En este sentido, pese a ser un medio escrito, la baja permanencia le da unas características que las acercan al terreno de la conversación. La alta exposición, no obstante, también imprimirá sus propias características: quizá una persona insegura se sienta comedida y no manifieste sus inquietudes, mientras que otra normalmente comedida se sienta fortalecida por cierto anonimato y se exprese sin pensárselo demasiado. Supongo que entra mucho dentro del criterio de cada uno.
Yo personalmente no tengo un gran aprecio a las redes sociales. Bueno, he conocido a muchas personas gracias a ellas, pero sin duda tengo la sensación de que también las conocía con otras herramientas, y en cualquier caso estas amistades sin duda se salen temprano de dicho ámbito, y acaban entrando en otros.
Pero en verdad estas cuestiones que he mencionado no son cambios formales en el lenguaje, sino variables que lo influencian indirectamente y que ya he tratado y trataré en otros artículos. En este sentido guguel pus y feisbuq no imponen en sí mismo unas normas como de hecho sí hace tuiter, que sí que conlleva un límite de ciento cuarenta caracteres, algo así como la tercera parte de este párrafo.
Esto sí que es una limitación sobre el propio lenguaje que a mí me hace sentir tremendamente incómodo, pues como ya se puede leer, tengo cierta plumorrea. Por esto mi cuenta de esa red está prácticamente muerta.
Pero este artículo no trata sobre sobre lo que a mí me hace sentir cómodo, sino sobre la influencia del lenguaje en el desarrollo del pensamiento del individuo y la sociedad. Mi posición es que implica un bajo nivel de discusión que deriva rápidamente en descalificaciones y contenidos superficiales. Voy a intentar poner un ejemplo en el que un sujeto manifestaba, en relación con las celebraciones del día del orgullo gay, el siguiente contenido, literalmente:
Buen comentario. En ved de beber hasta el amanecer, manifestaros contra el ISLAM. Eso sería valiente y salvaría vidas. |
Puede parecer muy corto, pero son 118 caracteres, se acerca al tamaño tope de un “tuit”. De contestar, querría incluir lo siguiente.
Ruego que aceptes mi salutación.
El día del orgullo gay conmemora los disturbios de Stonewall, en Nueva York, que marcaron el inicio de la lucha por la liberación homosexual. Estos hechos ocurrieron en 1969, momento en el que la persecución hacia este colectivo estaba tolerada desde los mismos gobiernos.
Aunque en la actualidad algunos países han rectificado su posición oficial, otros mantienen posiciones que muchos consideramos injustas, y aún así existen una gran cantidad de colectivos que se creen con el derecho de reprimir a las personas no heterosexuales, llegando incluso al uso de la violencia. La existencia de este evento, por lo tanto, tiene el valor positivo de manifestar la presencia de este colectivo y reclamar sus derechos no solo a nivel de legislación, sino ante todas las fuerzas prácticas de la sociedad. Te ruego que recapacites en esta cuestión de cara a estimar la necesidad del acto al cual te refieres.
No obstante también quiero señalar que la comparación que realizas en relación con el Islam está equivocada. Quiero pensar que no pretendes denigrar a toda una religión, sino que te refieres a la vertiente terrorista a la que tristemente estamos acostumbrados por la prensa. Te hago notar que solo un minúsculo porcentaje de los practicantes del Islam son terroristas. En este sentido realizar manifestaciones contra ellos sería contraproducente y probablemente radicalizaría a personas que no tenían intención de hacerlo, y exacerbaría el ánimo de los que se oponen, desembocando, probablemente, en una mayor violencia.
Quiero añadir que en cualquier caso los atentados en Europa dejaron un total de muertos inferior a doscientas personas en 2016, que está por debajo de las muertes por accidente en patinaje, y desde luego muy por debajo de los muertos por afecciones pulmonares causadas por la contaminación ambiental. Si el criterio, por lo tanto, es salvar vidas, podrías enfocar tu energía más a concienciar sobre el uso de casco en patinaje, o mejor aún, el uso de formas de transporte colectivas a las que sin duda alguien tan preocupado como tú dará prioridad frente al transporte privado.
Me permito, de igual forma, señalar que quizá estés cayendo en la trampa de la propaganda de la prensa establecida que probablemente intenta crear un clima de miedo con el que reforzar sistemas de seguridad que no parecen guardar relación con el tamaño real de la amenaza.
Quedo a tu disposición para debatir este y otros asuntos.
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Bueno, mi respuesta se pasa un poco de 140 caracteres. De hecho se pasa por 2312, así que necesitaría más de 17 intervenciones que quedarían truncadas a medias de una palabra. Vamos, que es impensable.
Voy a intentar recortarlo mucho, eliminando toda referencia extendida, y evidentemente de todos mis modales.
El orgullo conmemora y reclama derechos importantes y necesarios. La mayoría de islámicos son pacíficos, una manifestación crearía más violencia. |
Creo que me he dejado fuera un montón de conceptos importantes… y aún así he rebasado el máximo de caracteres. ¡Viva! Es posible que, ante esta frustración, alguien que no fuera yo, acabara escribiendo algún tipo de descalificación breve, por ejemplo:
Eres un ignorante que no sabe ni lo que es el orgullo, ni el islam. De hecho se diría que no tienes ni puta idea de la vida. Bloqueado. |
Y este punto recojo mi ejemplo y vuelvo sobre el tema del artículo: ¿qué influencia sobre la comunicación tiene este tipo de limitación en el lenguaje? Y como no tengo una respuesta, procedo a concluir este escrito, encomendando a los lectores a que compartan sus reflexiones por el medio que consideren oportuno, pero por favor, con más de ciento cuarenta caracteres.
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