Hace un par de días Telmo Arnedo publicó en su perfil un texto que llamó mi atención, en relación con la responsabilidad de los autores con respecto a los cambios que una sociedad ha de vivir en una u otra dirección. Incluyo
enlace al hilo público, aunque también me permito citar alguno de los contenidos, como su introducción:
Soy de la opinión de que los autores y toda la caterva de hiladores de historias que pueblan la Tierra, somos responsables del cambio, incluso más que otros. El mundo está formado por las historias, las culturas, las identidades, no son más que historias. La mayoría de la gente adopta personajes y creaciones del mundo de ficción como modelos para construir su propia identidad. |
Cabría preguntarse si la influencia va en la dirección correcta. Es decir, ¿son los autores los que influencian a la sociedad, o es la sociedad la que influencia a los autores? Yo diría que todo es un conjunto, y que en este sentido el autor es una parte de la sociedad que influencia y recibe influencia. Por lo tanto, el autor forma parte de un caldo de cultivo en el que toma una decisión de si quiere promover unas ideas o no hacerlo.
En su texto, Telmo señala que la lucha por el cambio social debe comenzar por sus autores, pero yo creo que en cierto sentido esto es inevitable, y no solo para el cambio social, sino para cualquier manifestación de la actividad humana.
En este sentido la actividad rolera tiene una fuerza muy intensa. De acuerdo que una canción o una serie de televisión pueden tener mucho más alcance, pero una partida de rol impone a los jugadores una inmersión crítica en la que es fácil destacar o no las cuestiones relativas al cambio social.
Pero como decía, creo que dicha intencionalidad está siempre presente, precisamente por la intensidad que cito. Si por ejemplo en una partida de ciencia ficción podemos ver sociedades en las que la cuestión de identidad de género es muy avanzada, arrojaremos una reflexión, y si por el contrario todo son hombres y mujeres binarios, pues se arrojará otra. En este sentido creo que las opiniones del autor se notan mucho, bien por acción o por omisión. Y creo que es importante señalar que la omisión normalmente también es una posición que transmite conformismo o conservación.
Voy a intentar traer un ejemplo de todo esto, en relación con las partidas de rol. Imaginemos una partida en la que están los personajes en una taberna y se les ofrece viajar a una mazmorra a destruir una criatura y obtener grandes tesoros. En este caso estamos dando por sentados una buena cantidad de conceptos y preceptos que en sí mismos interactuarán con la naturaleza de los personajes. Listaré unos pocos:
- La presencia de los personajes en la taberna indica que estos tienen un anhelo de diversión social. Al no producirse un evento de contradicción con esto, se transmite una sensación de comodidad y seguridad que viene a representar que las sociedades establecidas son buenas para las personas.
- El elemento de peligro, en cualquier caso, está fuera de dicho enclave seguro, representado por el monstruo de la mazmorra. Señalado de esta forma, la criatura pone en peligro la sociedad establecida. Aceptar la invasión, por lo tanto, implica conformidad con el pensamiento de que un ataque preventivo es aceptable.
- Los personajes se sienten cómodos con la obtención de riquezas. Quizá se las queden, o quizá las distribuyan entre el pueblo, pero la obtención de recursos fruto de sus acciones está más que aceptada, y son ellos los que toman las decisiones sobre qué hacer con ello, sin intercesión alguna de sistema de impuestos.
Por lo tanto, y con ausencia de otros elementos, ese inocente mensaje inicial implica la aceptación de unas normas sociales que ahora resultan muy naturales, pero que quizá para alguien de una sociedad futura pudieran resultar tan chocantes que ni poniéndose dentro de personaje le resultara fácil.
Desde mi punto de vista, esta estructura implica en sí misma conformismo y pensamiento conservador. Habrá quien se ría de mí y piense que solo es rol, y que no soy nadie para meterme en las mesas de nadie. Y es verdad, solo soy alguien para escribir un artículo de opinión.
En muchas ocasiones las aventuras no van a ser tan sencillas, y con frecuencia encontraremos otros elementos que nos harán interactuar o reflexionar de formas más sofisticadas. Son en estos matices en los que se va a ver la percepción del mundo del autor, y en los que va a ser imposible ocultar cuestiones que ciertamente definen la mentalidad del mismo.
Pero en cualquier caso no es lo mismo ser un reflejo de la época que nos ha tocado vivir, que pretender promover un cambio social mediante una obra. Lo primero, en mi opinión, lo vamos a hacer queramos o no, mientras que lo segundo es una actitud consciente que implica un deseo y el uso de unas herramientas.
Una vez más, traigo las palabras de Telmo:
Por eso es importante que la lucha del cambio social comience por los autores, y cómo cuentan sus historias. Pero no abogando por una narrativa moralista y farisea, de esas que te restriegan el mensaje por la cara. Porque, por norma general, cuando a alguien le restriegan algo por la cara el primer impulso es apartarse y pegarle un manotazo a lo que sea que te están restregando. Las historias cambian la forma de pensar de la gente sin necesidad de ser tan directas. A través de tratar con naturalidad ciertos temas o simplemente de hacerlos visibles. El mundo en el que creemos está limitado por las historias que conocemos, y aquello que conocemos deja de parecernos antinatural o peligroso. |
En este párrafo se señala que el uso de una narrativa moralista evidente implica un fracaso en esta intención de avanzar en el cambio social. Es decir, que para conseguir ese objetivo sirve muchas veces simplemente con tratar los temas en cuestión o hacerlos visibles. Por ejemplo, quizá podríamos querer tratar la cuestión de la ecología y el cambio climático. ¿Es necesario que los personajes sean los invocadores del Capitán Planeta para ello? No, quizá simplemente en la aventura haga calor, o aparezca un activista, o salga un antiguo del hielo descongelado de la Antártida… u ocurra en Dark Sun.
Coincido completamente en que hay que evitar lanzar la moralina como si estuviésemos en posesión continuada de la verdad, pero sí se puede tratar el tema incluso directamente en tanto que se de opción de actuar y pensar con la libertad que suele implicar al rol.
Supongamos que queremos tratar frontalmente el tema del cambio climático. En este caso podríamos escribir una aventura en la que unos activistas violentos planean un ataque contra una infraestructura o un político. Los personajes pueden tener un papel totalmente distinto y tener que tomar una decisión en relación a estos personajes. En este caso sí que trataremos el tema frontalmente, pero pertenecerá a los jugadores alinearse en una u otra dirección, y por lo tanto les pertenecerá a ellos extraer su propia lectura.
Evidentemente yo estoy a favor de destacar cualquiera que sean las preocupaciones de cada autor, y de hecho personalmente lo hago, y si bien creo que hay muchísimos ejemplos, me permito destacar “
Lotería para el día de año nuevo”. No solo creo que sea positivo en general, sino que además configura mejores obras, más originales y divertidas, y que en este sentido nuestro compromiso no quedará únicamente con ser el motor del cambio social, sino con el interés de la propia obra.
Por desgracia, como ya he dicho en el pasado, creo que el cambio social es demasiado lento, y sin que eso represente un obstáculo para dejar de intentarlo, los efectos quedarán algo fuera de nuestro alcance, porque la fuerza está realmente en manos de las obras más comerciales cuya supervivencia depende precisamente de contentar a una mayoría que, creo, normalmente teme al cambio y busca comodidad.
No podría dejar de citar que las obras no son únicamente un reflejo de la forma de pensar de una época, sino también de los anhelos de dicha época. Es decir, que en ese sentido creo que tenemos el deber de dejar escritos estos deseos como prueba para los humanos del futuro de que al menos algunos queríamos un cambio que quizá algún día llegue.
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