Ocin va a tener su número cien, y hay quien opina que yo, como su artífice original debería tener unas palabras. No estoy yo del todo de acuerdo por unos cuantos motivos, pero en cualquier caso voy a hacerlo porque las palabras siguen siendo, a fecha de hoy, bastante baratas.
Soy un usuario más de Ocin. Tengo muchos puntos, los suficientes como para ser el segundo usuario (no salgo en la lista, tengo desmarcada esa opción), pero ni siquiera esos puntos me hacen particularmente poderoso. No hago nada especial en Ocin, solamente subo noticias, voto noticias y miro el número los lunes por la mañana. Como cualquiera.
Tampoco es que me motiven especialmente las celebraciones periódicas. El número cien está bien, y el ciento uno también estará bien. En el ciento tres se cumplirán dos años de Ocin, pero aún así no será un número particularmente especial porque las noticias que tengan que ocurrir ocurrirán independientemente de la edad de esta curiosa publicación colaborativa con rango de hemeroteca.
Incluso dado a cierta reflexión o introspección porque el número es muy espectacular, tampoco se me ocurre demasiado que decir. Lo que pueda decir sobre la naturaleza de Ocin ya lo he dicho una y otra vez. Podría mirar hacia atrás en la hemeroteca de Ocin en busca de sus momentos más significativos, pero creo que este debe ser un acto más privado (que realice cada cual en su hogar) o como mucho grupal, para llevar a cabo un debate en un espacio similar a la tertulia de los lunes.
Ocin somos sus usuarios. Hemos tenido una época en la que Enrique Sabariego crecía número tras número, enviando media docena de noticia semana tras semana. Hemos tenido un tiempo en el que Cifuentes enviaba aún más, y Ocin lo notaba. Esta característica hace que Ocin no sea una publicación para nada estática, sino que es difícil prever qué cariz va a tomar de cara a este año, o al siguiente.
De hecho en cierto sentido siempre me “preocupa” un poco la supervivencia de ocin. Hay momentos en los que la publicación cuenta con una ingente cantidad de noticias y votantes, y otros en los que a duras penas saca diez noticias para un lunes. Esto puede coincidir con el fatídico periodo vacacional de agosto… ¡o no!
Supongo que en este sentido siempre temeré un poco por Ocin. Por ejemplo el número 99 estuvo cargado de noticias con una elevada cantidad de votantes, creo que muy cercana a su récord, pero tengo la sensación de que el 100 va a ser más flojo. Supongo que simplemente obedece a los ritmos de lo que se publica.
Soy una persona que tiende a mirar poco hacia atrás. Me gustaría que dentro de dos años pudiéramos decir que ha habido doscientos números de Ocin y pensar que ya es una publicación con mucha tralla a sus espaldas. Me gustaría pensar que dentro de unos dieciocho años hablaremos del número mil de Ocin como la publicación más asentada de cara a enseñar las noticias de la semana del mundo del "Ocio Independiente". Si estoy vivo en ese momento andaré ya camino de los sesenta años, pero si no lo estoy, quizá alguien diga “Verion siempre quería que hubiese una publicación dirigida y realizada por sus usuarios, y aquí sigue. Obviamente no es mérito de Verion, pero él estaría contento”.
A mí me parece que en cualquier caso Ocin, mediante sus usuarios, ha demostrado un cierto grado de madurez que no queda tan claro mirándolo a él, sino más bien a las publicaciones que algunas personas -yo no- decían que hacían algo parecido. Poco después de la aparición de Ocin conocimos rolontheline, ya absolutamente desaparecida, y pxmagazine, cuyo ritmo de publicación está prácticamente detenido.
Claro que hay otras publicaciones comunitarias que se mantienen en existencia, como la muy celebrada “Desde el sótano”, el grupo de Facebook “Fanzine Rolero”, o el conocido “Bastión Rolero”, pero creo que en cualquier caso tienen un carácter bien diferente.
Probablemente Ocin no sea un enorme centralizador de usuarios. Quizá ni nos aporte unas docenas de visitas en nuestro blog, pero creo que ha hecho algo muy único y especial durante los cien números de su existencia, y es llevar a cabo una registro de la existencia de artículos y contenidos, principalmente de rol. Y da igual que estén en un blog, subido a una página de descargas, en una red social, o directamente escritas en Ocin. Todo vale, y quedará registrado para el futuro.
Y como no podría ser de otra forma, cierro mi ¿celebración? del número cien con un saludo a todos los que publican sobre rol en internet, y otro muy especial a los que redactan las entradas dentro de la revista, hecho que, aunque parece gratuito y trivial, en realidad lleva cierto esfuerzo.
A todos, nos vemos en el OCIEN, y también en OCIENTOUNO, y en el OCIENTODOS...
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