Como sabrán aquellos que estén por las redes sociales, hoy he invertido la mañana en colocar por el “almacén” las cartas de la ampliación de héroes del juego de mesa de Espada Negra. No obstante no quería dejar a este espacio sin un artículo.
Como quizá se perciba, estoy utilizando el blog con mucha asiduidad en los últimos días. Me he propuesto a mí mismo escribir durante el mes de noviembre un artículo cada día, con una media de la menos mil palabras. En sí no hay un gran motivo más que demostrarme que lo puedo hacer, porque forma en sí una especie de autoterapia muy ligera en relación con diversos males que he padecido en los últimos tiempos. Igual lo consigo, o igual no. No cambiará nada en ninguno de los dos casos, creo.
Me había puesto por propósito no meterme demasiado en temas muy de ética o por redes sociales, pero la verdad es que ya me buscaron las cosquillas y me las encontraron un par de veces, así que no veo mal emitir una respuesta muy concreta a uno de los asuntos con los que más se me ataca. Así que creo que ha llegado el momento de emitir un
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD
Este es un artículo de opinión. No pretende sentar una verdad universal sobre nada, simplemente expresar mi parecer en algunos aspectos. Quizá algunos opinen que sea un anarquista, o un comunista, o incluso un fascista. Yo no lo sé porque no tengo grandes estudios en estos asuntos, simplemente me expreso sin mayor pretensión que comunicarme y encontrar quizá personas afines con las que hablar, y que de esta forma mi paso por la vida sea un poco menos amargo.
FIN DEL DESCARGO
En cumplimiento de esta actitud, que en realidad es la que siempre me acompaña, no tengo la voluntad de imponer a nadie mi forma de hacer las cosas. Ojo, sé que puedo tener cierta vehemencia al expresar la defensa de ciertas ideas, pero creo que incluso en esos momentos intento colocar cada argumentación en el contexto de la opinión, y comenzar cada frase con “en mi opinión”, “yo creo que”, y fórmulas similares. En mi opinión a veces no sirve de nada.
Así que si yo dijera (cosa que no he dicho), que creo que los autores no deben cobrar, aún así sería una valoración cualquiera que luego entraría en discusión y que cada cual podría utilizar como influencia o pasar totalmente de ello. No creo que el hecho de que yo crea algo sea como para pegarse los enfados que creo que algunas personas se monta en mis hilos. Creo que esta frase bate marcas de “creo”.
Esta afirmación que he elegido como ejemplo no es fruto del azar, sino que obedece a unos de los temas que recurrentemente aparecen en las ocasiones en las que hago apariciones por las redes sociales. A mí ya no es que me parezca un bulo, sino más bien una bola surgida de la opinión de alguien que tuvo una opinión de algo que yo dijera en una ocasión. Da igual cuantas veces lo explique, porque las personas que me sacan críticas de esto suelen tener una antipatía por mi persona muy grande y desde luego no van a leerse lo que yo escribo en estos artículos tan largos.
Así que voy al meollo; en serio que no creo haber dicho nunca “los autores no deben cobrar por crear”. En serio que no, porque yo no me expreso así, y porque no soy tan invasivo con la libertad de los demás. Lo que sí digo a veces es que me parece que la influencia del dinero en la creatividad suele ser perniciosa. Con esto quiero decir (simplificando) que creo que las inversiones, incluidas las particulares, siempre van a ser miedosas y que no van a arriesgar lo más mínimo, sino que van a ir “a tiro hecho”, a buscar un nicho de mercado no cubierto (o poco cubierto) y no innovar lo más mínimo.
Por esto me lamento cuando los creadores hablan directamente de su obra como un producto, porque tengo la sensación de que ya tienen asumida que esta naturaleza mercantil es la más trascendente, la que dictamina la valía de una creación. Claro, en cierta forma creo que no les falta razón, porque salvando excepciones lo más vendido también es lo más leído (o jugado, o escuchado…), pero asumir la asociación bidireccional de esta implicación me parece algo duro. Pero vamos, también me parece muy dura la asunción de que lo más leído (jugado, escuchado…) sea lo mejor.
En ocasiones cuando se critican interpretaciones de mi punto de vista, se señala que la historia ha dado creaciones increíbles realmente relacionadas con artistas que no solo financiaban sus creaciones, sino que además tenían un gran impulso por lucrarse. Bueno, a este respecto yo podría preguntar, ¿y cuántas obras nos hemos prohibido porque el autor no tuvo la ocasión? Y si el mundo hubiese sido de otra forma, ¿quién nos dice que nos hubiésemos perdido esas obras? Quizá hubieran surgido de otro impulso.
Tengo la opinión de que quizá este concepto (de creación impulsada por el mercado) pudo ser positivo en el pasado, pero que la sociedad podría cambiar (evolucionar, en mi opinión) hacia un sistema en el que los autores no utilizaran este impulso de lucro. Sin duda hay cierto cambio porque… bueno, los autores tienen poca esperanza de tener lucro.
En este sentido no querría desaprovechar esta ocasión para citar que quizá algunos autores estén sobrevalorando la capacidad de sus productos de impactar en el mercado. Quiero decir que eso de señalar que “la gente se los descarga sin pagar” o que “hay pocos roleros” quizá sea una cosa falsa, y que lo que ocurre es que lo que estos autores hacen no tiene interés para la gente.
Lo cual en sí no tiene nada de malo. Personalmente no me interesa la mayor parte de la gente, y no tengo su criterio en estima.
Y en fin, dicha toda esta opinión también añadiré que lo que cada cual haga lo que quiera con lo que cree. Quedárselo para él, compartirlo con licencias libres, venderlo, o lo que sea. Intentaré convencer a aquellas personas afines que lo compartan, pero si no lo hacen, desde luego no creo que vaya a pasar nada. No van a ir los revolucionarios a colgarlos ni nada, no hace falta traer noticias de alguna república sudamericana.
Supongo que todo el mundo espera que ilustre este artículo con codicia. Pues no, aquí va "Anodinidad". Mayor, además.
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