Hermanos Juramentados de la Espada Negra
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Bloqueo
21-12-2016 20:11
Kaleb observaba sus manos vendadas. Ardían mucho, pero nada que no hubiese sentido antes. Lo que más le dolía era la sensación de derrota. ¿Quién era este alquimista como para hacer un compuesto tan refinado y difícil de imitar?
Cuando le habían encargado la misión, nunca se hubiera imaginado que un reto como este le fuera a significar que se tuviese que quedar un año por lo menos. Khalig lo encontraría, en ese tiempo lo encontraría. Ni hablar de la cantidad de dineros que tendría que invertir. ¿Cómo haría para conseguir todo eso?
Se sentó en su catre con una sensación de pesadez en los hombros, en la nuca y la cabeza. Le dolían. No podía fallarle a Siaral. Se intentó masajear las sienes, pero eso le hacía doler sus dedos quemados. Decidió acostarse.
Miró el techo de la habitación que le servía como escondite. No había salido por días. Es más, ahora se daba cuenta que ni a comer había frenado durante ese tiempo. Con razón su estómago se quejaba con tal intensidad.
Le vendría bien despejar su cabeza, tomar aire fresco, pensar cómo haría para conseguir lo que necesitaba.
Se vistió acorde a la situación, con su armadura escondida bajo las telas, y tomó algunos dineros para conseguir comida.
Salió silenciosamente por una de las salidas, y al entrar en una de las avenidas, comenzó a caminar entre la multitud. Su mente estaba en otro lugar, intentando encontrarle una solución a todo aquello. Había subestimado al alquimista, y ahora lo pagaría. Con creces.
Veía rostros borrosos frente a él, pero nunca lograba enfocar en ninguno. Su mente estaba ocupada en otros menesteres, y parecía estar reservando energías para eso y no para algo como observar a la gente.
Había sido algo bueno entablar relaciones con Eivald. Si éste le podía conseguir dosis de nantio modificado, entonces tendría lo que necesitaba. Según sus cálculos, tenía para un quinto de la investigación. Aún quedaba mucho por delante. Pero lo que más le preocupaba, era la cantidad de dinero que necesitaría para poder llevar adelante la investigación. Probablemente tendría que hacer trabajos como los que hacía antaño.
Casi mecánicamente compró algunas provisiones, y emprendió el camino de regreso. Se sentía abombado y cansado. Con razones para estarlo, pero hacía mucho tiempo que no se sentía de esta forma. Le dio un mordisco a una de las frutas. Su gusto era delicioso, pero su cerebro nunca lo registró.
“Necesito otra mirada experta… necesito contactar al otro Corrector” pensó finalmente justo antes de perderse entre las callejuelas, ya más despierto, observando que nadie lo siguiera y metiéndose en su escondite. “Necesito una segunda opinión… y libros… eso necesitaré”.
Luego de alimentarse, y más relajado por haber encontrado un norte, al menos para la investigación, sus párpados parecían buscar descanso. Esta vez se los daría. Necesitaba estar despierto, y ahora sabía que tendría que prepararse para una larga estadía.
(Chequeo de Química supervisado por Verion)