"Todo tiene un precio" [Laila, Faruq y Khalik]

11-12-2016 20:28

Por Favnia

Nota: Este relato tiene lugar después de la segunda partida de la campaña en Madrid.

Había cosas por las que valía la pena pagar precios elevados y correr grandes riesgos.
La amistad, en ocasiones, era una de ellas.

Por eso Laila estaba allí: por Faruq.

En la vivienda de aquel comerciante claramente corrupto y alineado, la joven sentía revivir una lejana parte de su pasado... Pero eso, no importaba. Importaba el precio.

No le había costado llegar hasta allí sin ser vista ni interceptada por descarriados, pero no por ello sentía menos miedo.
Tampoco le había costado ser escogida por el cliente que le interesaba.
En la noche de Nased, Laila había pasado por una prostituta más... Pero una muy bonita, a fin de cuentas.

Ahora, bajo la tenue luz de las velas, la muchacha ocultaba cualquier signo de desagrado bajo una perfecta máscara sumisión y complacencia. Sabía ser más que encantadora y, con aquel miserable de aspecto sedentario y mirada mezquina, lo estaba siendo más que de sobra...

— No hemos hablado del precio... —dijo, rompiendo el silencio que los había acompañado hasta la casa. Laila sonrió.
— No quiero dinero... —comentó con dulzura, dejando caer uno de los tirantes de su ligero vestido.

11-12-2016 20:32

Por Verion

Certifico que Favnia realizó el chequeo de seducción y obtuvo un resultado total de 9 que fue un éxito.

11-12-2016 20:51

Por Favnia

"¿Volverás alguna otra noche?" había preguntado él.
"Siempre que pagues tan bien..." le había adulado ella, encantadora, "me gustan mucho los hombres generosos".

Pero ahora, mientras caminaba por las oscuras calles de Nased, la expresión de Laila había perdido todo rastro de encanto. En su lugar, una mueca de desagrado se había adueñado de su rostro, delatada por sus labios apretados y su entrecejo fruncido: sentía asco.

Asco, por ese hombre que, a la vez, se había vuelto una especie de salvador no para ella, sino para Faruq... Aunque él, en su opulente mezquindad, nunca lo sabría. Solo sabía que había logrado que una mujer se dejase hacer cosas que nunca le haría a su propia esposa, a cambio de una buena dosis... Y que, tal vez, volviese a por más.
Asco por la maldita adicción de Faruq, e incluso por el propio salvaje, por no haber sido fuerte y haberlo solucionado a tiempo.
Asco por ese maltrecho mundo del que Nased parecía ser centro de perversiones.
Y sobretodo, asco por sí misma. Por lo que acababa de hacer. Por saber hacerlo tan bien como sabía. Por saber, incluso, dejarse llevar por ello y convertir a su cuerpo ya no en actor, sino marioneta, arropada por sensaciones que después, por fin a solas, le sacudirían en forma de arcadas.

Claro que... Había tenido que hacerlo, ¿verdad?
Ese era su triste consuelo de tontos: el deber, la responsabilidad, el "tener que".
No habían encontrado otra alternativa, nadie parecía haber tomado iniciativa alguna, y a Faruq se le acababa el tiempo...

"Tenía que hacerlo", se dijo a sí misma mientras, tras asegurarse de que nadie la había seguido, cruzaba el umbral de la puerta del nuevo piso franco, sin ser vista. "No había otra manera. Tenía que hacerlo".

Sí, había tenido que hacerlo.
Porque todo tenía un precio.
Todo.
Y la vida de su amigo Faruq, bien valía el precio de su cuerpo.



— ¿Qué tal está? —Khalik casi se sobresaltó en la silla al oír la voz de Laila en la penumbra de la habitación, apenas iluminada por la titilante llama de un pequeño candil... ¿Cuándo había entrado la joven? No solo no había oído sus pasos, sino tampoco la puerta abrirse. Pero ahí estaba ella, ocultando algún tipo de profundo malestar bajo su sincera expresión de preocupación. El médico suspiró, con semblante cansado, mirando hacia la cama donde Faruq dormía:

— Hace un rato le revisé... Sus constantes están cada vez más débiles y... No despierta. Sólo delira. —explicó—. Estoy muy preocupado. Y no sé qué más hacer...
— Yo sí —Laila le lanzó un saquito aterciopelado y oscuro al hombre. Este lo cogió al vuelo, con curiosidad—. Dale esto.
Khalik abrió la pequeña bolsa, alzando ambas cejas al reconocer lo que había en su interior:
— Laila... Este es mi nantio —comentó, mirándola fijamente.
— Ya lo sé —dijo ella, apoyando la espalda contra la pared—. Dáselo.
— Pero... ¿Cómo lo has conseguido?
— Eso no importa —la joven se cruzó de brazos, claramente a la denfesiva.
— A mí sí me importa —insistió él, sin dejar de observarla—. No habrás matado a nadie para conseguirlo, ¿verdad? —preguntó, angustiado ante la sola idea. Laila bufó, claramente ofendida:
— ¡Pues claro que no!
— ¿Entonces...?
— Me lo han dado —espetó, cada vez más molesta—. Puedo ser muy convincente si quiero, ¿sabes?
— ¿¡Te has prostituido para conseguirlo!?

Laila no respondió. No hizo falta. El tenso silencio que se elevó entre ambos, unido a la verde mirada de la joven, fueron confirmación suficiente.
Khalik suspiró, entre culpable y decepcionado, y Laila hizo lo propio, asqueada de sí misma:

— No se lo digas a Dhaida —sugirió—. Bastante tenemos ya con como están las cosas...
Khalik la miró, pensativo, y durante unos segundos, se frotó las sienes con pulgar e índice. Volvió a suspirar:
— ¿Crees que es bueno dárselo?
— Creo que es malo no hacer nada. Y creo que es la única opción que tenemos para que ganes tiempo y puedas hacer algo.
— Pero... ¡Así no se desenganchará nunca! No se curará de esta manera...
— Pero vivirá, sin descarriarse, el tiempo suficiente para que encuentres un antídoto con el que sí se desenganche y se cure —la voz de la joven se había tornado desesperada y suplicante—. Por favor, Khalik... Ya has oído lo que les está ocurriendo en las calles a los que no reciben una dosis...
— Sí, eso lo sabemos... Pero no sabemos qué ocurre si, por el contrario, sí que reciben dosis de nantio modificado durante demasiado tiempo...
— No será por demasiado tiempo —afirmó ella—. Conseguiremos un nuevo laboratorio y encontrarás una cura. Pero para poder centrarte en investigar eso, él tiene que mejorar para que puedas dejar de cuidarle todo el rato...

12-12-2016 01:21

Por CelicaSoldream

Faruq abrió los ojos, tras lo que parecía haber sido un sueño largo, denso, pegajoso, del que le costó desprenderse y del que no recordaba nada en absoluto. Sus ojos volaron hacia la tenue llama de la única vela que titilaba sobre una silla junto a la cama. Su brillo vibrante se reflejaba en el humo ascendente del incensario que habían utilizado para prender la droga. El revelador matiz azulado en el humo revelaba que se trataba de nantio modificado. El nómada ya sabía distinguirlo con facilidad, tanta que hasta le hizo sentir culpable.



Estaba solo en el cuarto, y no le extrañaba. Seguramente nadie querría exponerse más de lo necesario a los efectos de la droga. Faruq se incorporó con torpeza, sintiéndose entumecido en general. Se sentía extrañamente bien, y a la vez, extraño. No era la primera vez que experimentaba esa sensación, pero dudaba que fuera a llegar a acostumbrarse. Era como estar dentro de su cuerpo sin estarlo, como si pudiera afrontar cualquier peligro sin miedo a las consecuencias, porque ningún dolor iba a pararle. Ya se había aprovechado de ello otras veces, y conocía ese arma de doble filo. Una especialmente peligrosa.

Pasó las horas en silencio, sin decir nada, mientras el alba empezaba a clarear en el horizonte, más allá de los perfiles de los tejados de las casas. A medida que el sol se alzaba, el nantio se consumía, apagando su intenso olor ocre y volviendo cada vez más translúcido su rastro de humo blanco-azulado.
Para cuando la puerta de la habitación se abrió, Faruq estaba sentado en la cama, cruzado de piernas con la espalda en la pared. No había vuelto a dormirse, había dejado que el nantio evadiera su mente en la paz y el silencio como tantas otras veces. Hacía un rato que el atolondramiento inicial se había disipado, y ahora tan sólo persistía en él ese sutil hormigueo que le recorría agradablemente todo el cuerpo.

— ¿Cómo te encuentras, Faruq? — Preguntó Khalik, que era quien acababa de entrar en la habitación. El médico esbozaba una amplia sonrisa, señal de que se alegraba de verle despierto por fin.
— Mehor, io creo... —. Se pasó una mano por la cabeza, y al rozar el lado rapado de su cráneo, y una suave pelusilla le acarició los dedos. Ya le tocaba volver a afeitarse. — ¿Cuánto io dormido? No acordarme...
— Un par de días, como mucho, ¿por qué? —. Khalik preguntó, mientras se dirigía a la venatana para abrirla del todo y dejar que los últimos vestigios de nantio cargando el ambiente fueran reemplazados por aire fresco.
— ... —. Faruq apretó levemente los labios y su mirada se perdió en algún punto infinito cuando dijo: — Parecer muchio más tiempo...


— Estarás desorientado, es normal que aún te cueste ubicarte — dijo el otro, sentándose también la cama, junto a él. Seguía esgrimiendo esa sonrisa conciliadora, que le daba a su expresión ese aire imborrable de "todo va a ir bien". Algo que quizá hubiera funcionado en otras circunstancias, pero que a Faruq no le suponía ya ningún consuelo.
— ¿Tú hiziste cura? ¿Ser eso? —. El salvaje señaló los restos fríos del nantio en el incensario.
— ... No, aún no —. Admitió Khalik, dejando que se le desdibujara un poco la sonrisa. Sus hombros se alzaron al suspirar. — Eso era nantio modificado, decidimos darte más porque te estabas descarriando.
— Des... ¿cari...ando? —. Negó con la cabeza sin comprender.
— Sí, descarriando —. El médico repitió la palabra más despacio, con paciencia, y pasó a explicarse: — La abstinencia del nantio modificado convierte a las personas en... Bueno, en algo que aún no sé explicar...
— En k´navar —. Khalik se quedó mirando a Faruq, y él pasó a traducirle: — Tú dices como "monsturuo".
— ¿Monstruos? — Negó con la cabeza, casi horrorizado por la comparación. — No, Faruq. No son monstruos. Están enfermos, por eso tengo que hallar la cura...
— Io convertirme en k´navar también, ¿si? — El nómada había vuelto a perder la mirada en la infinitud, y la amargura se apoderó de sus ojerosas facciones. Khalik volvió a suspirar, esforzándose en no compartir su desánimo.
— ... No, claro que no. No lo permitiremos — le aseguró con firmeza, al tiempo que le colocaba una mano sobre el hombro desnudo.
— ¿Por eso tú hazer más nantio?
— No, sin laboratorio me es imposible crear más —. Khalik le hizo un gesto a Faruq, antes de que preguntara al respecto. Ya tenía pensado darle la respuesta. — Laila salió anoche para conseguirte más...
— ¿¿Laila?? — Faruq alzó la voz sin querer. Su rostro pasó primero de la sorpresa a la incredulidad, y finalmente a la rabia. Fue a abrir la boca para decir algo más.

Pero en ese momento la puerta de la habitación volvió a abrirse...

19-12-2016 00:02

Por Favnia

— Vaya, ni que me hubieras olido... —Laila cerró la puerta al entrar, apoyándose en la madera. Su largo cabello, normalmente con aspecto acicalado y limpio, le caía ahora en ondas demasiado enmarañadas y desordenadas. Eso, sumado al oscuro trazo de sus ojeras, y al cansancio de su mirada, denotaban que la joven no había pasado una buena noche. Era un contraste notorio con el tono de su voz, tintado de esa sutil ironía cantarina, como siempre— Es eso, o has aprendido a ver desde detrás de las puertas. —Bromeó, como si no fuese consciente de la rabia que teñía la expresión de su amigo—. Me alegra verte despierto, Faruq —Sonrió, mirando después a Khalik—. ¿Cómo ha pasado la noche? ¿Qué tal lo ves? —Preguntó, ignorando adrede al nómada.
— Bueno... Los delirios fueron cesando conforme la dosis fue haciendo su trabajo y, finalmente, descansó sin alteraciones —explicó el médico—. Parece encontrarse en mejores condiciones físicas y de momento no hay rastro de los anteriores síntomas, pero aún es pronto: acaba de levantarse. Tendré que examinarle dentro de un rato. —alegó, mirándoles a ambos alternativamente, y levantándose del colchón—. Ahora, si me disculpáis... Tendréis cosas de las que hablar —Dijo, encaminándose hacia la puerta. Era lo suficientemente avispado como para darse cuenta de cuándo sobraba, y aquella era una de esas ocasiones. Además, por muchas cosas que pudiera sentir al respecto de todo lo que estaba pasando, había asuntos en los que prefería no inmiscuirse—. Volveré dentro de un rato para ver cómo sigues, Faruq.

Laila se hizo a un lado, dejando pasar al hombre, que cerró la puerta con suavidad al salir. No le dijo nada, pero en su fuero interno agradeció que fuese así de discreto y considerado. La verdad, no tenía ganas de dar explicaciones. Aunque con Faruq, la cosa no iba a ser tan sencilla, a juzgar por su mirada. Así que suspiró, encaminándose a la ventana y volviendo a cerrarla, corriendo las cortinas. Acto seguido se encaminó hacia la cama, sentándose donde hacía apenas unos instantes había estado Khalik y su mirada se cruzó por primera vez con la del salvaje por más de medio segundo. Negó con la cabeza, jugueteando con uno de sus bucles entre los dedos, estirándolo y encogiéndolo mientras le observaba:

— Podemos ahorrárnoslo, ¿sabes?

19-12-2016 00:16

Por CelicaSoldream

No le gustó que Laila le ignorase deliberadamente. Pero, en el momento en el que empezó a hablar con Khalik, dejó caer los hombros y la mirada, así como su creciente y acalorado estado de ánimo. Nunca le había dicho a Laila que no había logrado vencer a su adicción, y el hecho de que hubiera tenido que salir a la calle a por más nantio (y no hacía falta ser muy inteligente para adivinar a cambio de qué para conseguir); le hizo sentir terriblemente mal consigo mismo.

Khalik se fue. Faruq no se despidió. Y Laila se sentó junto a él.

— ... — El nómada tragó saliva y apretó los labios. Apartó la mirada durante unos largos segundos, sintiéndose totalmente incapaz de corresponder a sus ojos. — Tú no tienes por quié hazer. No es piroblema tuio... — Murmuró.

19-12-2016 00:24

Por Favnia

Laila parpadeó, sorprendida, esperaba algún tipo de estallido de rabia que enmascarse la culpabilidad con la recriminación. Pero no fue así. En su lugar, Faruq apartó la mirada, como si no se sintiera capaz de observarla. La joven no supo discernir si era por culpa, vergüenza, o enfado... Pero las siguientes palabras del nómada se lo aclararon. Entonces suspiró, quedándose durante un buen rato pensativa...

¿No tenía por qué hacerlo?
Se había dicho a sí misma que sí, que no había otra manera. Pero en verdad... Aunque a ella no se le hubiera ocurrido alternativa alguna, tener, lo que se decía tener...

— No —respondió, no solo a Faruq, sino a sí misma—, no tengo por qué hacerlo —dijo, dándole la razón inesperadamente—. Pero puedo hacerlo —Laila le apoyó una mano en el hombro—. Eres mi amigo, Faruq —explicó, como si eso lo resumiera todo—, tus problemas son mis problemas... Si quiero —supo que eso iba a ser insuficiente para él, y se apresuró en añadir algo más—. Tú no tienes porque combatir o arriesgar tu vida por nosotras, y lo haces... Puedes y quieres hacerlo. Yo no tengo tu fuerza... Pero tengo otras armas. Y he podido y querido usarlas por ti.

19-12-2016 00:42

Por CelicaSoldream

Faruq le cogió la mano a la chica, apartando inesperadamente el contacto.

— No. No estos piroblemas — miró a Laila con seriedad, casi ansiedad, en sus ojos verdosos —. Io luchio por piroteher vuestra vida, tú igual, eso ser cosa importante. Esto... — señaló el quemador con los restos calcinados del nantio, cuyo olor aún era perceptible en el aire — ... no serlo. Ser piroblema, mi piroblema. Sí tú mueres por mi culpa, io...

Negó con la cabeza, bajando la mirada una vez más y hundiendo los hombros. Pensar de nuevo en que alguien a quien apreciaba, a quien se había prometido proteger, muriera de nuevo por su culpa; le atravesaba el corazón,

19-12-2016 00:56

Por Favnia

— Todos moriremos, Faruq... —respondió. encogiéndose de hombros— . Lebn ab´elmut, decís vosotros, ¿no? —sonrió—. Si no quieres verlo como que quiero ayudarte porque eres mi amigo, míralo como que quiero ayudarte para que puedas seguir protegiéndonos. En ambos casos, te necesitamos en plenas condiciones y, por desgracia, sin esa mierda no ibas a estarlo. —Laila señaló también el dichoso quemador y después volvió a intentar establecer un contacto con la esquiva mirada de Faruq—. Si tan mal te sientes, entonces, solo intenta dejarlo de verdad. Toma lo justo y necesario para afrontar la que se nos viene encima, lo mínimo para mantenerte sin descarriarte, y... Ayuda a Khalik. Él podrá curarte, pero sólo si tú colaboras.


Laila se levantó, consciente de que la conversación era cada vez más delicada, y apoyó ambos manos en la cómoda, perdiendo su mirada en los restos del nantio modificado. Trataba de que sus palabras no sonasen como una charla. No pretendía sermonearle, tan solo hacerle ver la incongruencia de sus contradictorios pensamientos, y el posible camino para solventarlo todo. Sin embargo, como todo lo que no era de sí misma, no dependía de ella... Era cosa del propio Faruq. Era su decisión. Ella no podía hacer más.

19-12-2016 01:35

Por CelicaSoldream

— Lebn ab´elmut ser voluntad de Diosa. Si tú morir porque io soy débil, no ser lebn ab´elmut. Ser estupidez — se atrevió a devolverle tímidamente la sonrisa. No era que no agradeciera el esfuerzo de su amiga por ayudarle. Por supuesto que lo hacía, desde lo más profundo. Dhaida y ella eran las únicas personas que había conocido, desde que había empezado "una nueva vida" en Harrassia, que realmente se habían preocupado por él, de forma sincera.

Laila se levantó. Faruq se quedó, como ella, pensativo un buen rato. Hasta que decidió romper el silencio: — Io quiero cura, Laila. De verdad. Siempere quie intento dehar nantio, siempere de verdad. Pero no ser fázil, tú ia sabes quié dolor haze...
Terminó por levantarse detrás de ella y acercarse por detrás. En un gesto paternal, Faruq le peinó los mechones enmarañados de la parte de atrás de su cabellera.

19-12-2016 01:48

Por Favnia

Laila cerró los ojos, dejándose llevar por el silencio. Todavía estaba asqueada por lo que había hecho, y durante la noche, revivir cosas enterradas la había mantenido casi en vela. Estaba demasiado cansada y, la verdad, pensaba ella, aquella conversación tan difícil no le era de ayuda. Sin embargo, cuando notó las manos de Faruq peinar paternalmente sus bucles, se relajó.

— No es fácil... Pero no estás solo. —le recordó, aunque no hiciera falta—. Dolerá. Y mucho. Pero lo lograrás... Si te dejas ayudar, claro. Y sea como sea, esto ya está hecho, Faruq... De nada sirve darle vueltas. Pero si que podemos pensar en qué haremos a partir de ahora... Porque eso sí podemos cambiarlo todavía, ¿verdad?—Laila se giró, buscando con sus ojos verdes la mirada oscurda de su amigo—. Hagamos una cosa, si quieres: no le digamos nada a Dhaida... O, al menos, no más de lo necesario. Si quieres, que se entere sólo de que aquel día en el fumadero no soportaste la presión, y de que Khalik está intentando curarte de los efectos del descarriador. Así no le quedará más remedio que aceptar que alguna dosis tendrá que ir cayendo entre prueba y prueba, para evitar que termines como los pobres desgraciados de la calle. Darle más detalles de todo lo que rodea esto solo hará todo más doloroso para ella y más difícil para nosotros... —ambos conocían bien a la comerciante, y si ya estaba reaccionando mal, podía ser peor todavía si ciertos datos llegaban a sus oídos—. Pero a partir de ahora, nos centraremos en hacer las cosas bien, ¿sí?

19-12-2016 02:18

Por CelicaSoldream

Por suerte para Faruq, no esperaba un simple consuelo por parte de Laila. Tampoco era su estilo. Era honesta, algo que apreciaba mucho de ella. Especialmente en una sociedad en la que muy pocas personas decían lo que pensaban.

— Dolor de cuerpo no ser quie io temo. Ser dolor de qalbr — se llevó la mano al corazón al pronunciar la palabra —, pero sé quie tú dezir. Tú tienes razón.
El nómada suspiró, con otra trémula sonrisa, asintiendo a la alusión sobre Dhaida. No quería distraerla ni preocuparla ahora con el tema de su adicción, al menos de momento. En algún momento tendría que confesárselo, pero no ahora.
— Io quiero hazer cosas bien. Si tú querer aiudarme, io bien con eso. Pero... no así — la miró de arriba abajo, de forma significativa, aprovechando que ella había vuelto a girarse —. Así, no bien, Laila. No para ti, no para mi... Nosotros poder buscar mejor forma, ¿sí? — Faruq le acarició la mejilla con el dorso de la mano y aprovechó para apartarle otro mechón de pelo enredado —. Io hablar con Khalik ahora. Él no tener que mentir más. Io quiero que él puruebe cura conmigo.

19-12-2016 02:28

Por Favnia

Por un instante, Laila se ruborizó cuando Faruq la miró así. Normalmente era experta en camuflar sus emociones pero aquel asuntó lograba avergonzarla. Sin embargo, aceptó esa transparencia con él, y sonrió ante su gesto, asintiendo:

— De acuerdo, iré a buscarle entonces. Seguro que se alegra de que quieras colaborar con él. Además, yo necesito dormir un poco... —ahora que habían hablado y sus remordimientos eran menores, le costaría menos hacerlo—. Volveré luego a ver cómo sigues, ¿vale?

Se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla a modo de despedida y, acto seguido, se encaminó hacia la puerta, saliendo de la habitación.

20-12-2016 16:08

Por Favnia

Rol cerrado - Relato concluido.

Si alguien tiene interés en ver el resultado final de este "rolato" (una vez combinadas y ordenadas todas las intervenciones en un mismo texto), puede hacerlo aquí. ^^

21-12-2016 00:00

Por Verion

¡¡Ese cuenta como uno!! (dwarf mode).