Llevo bastantes días pensando en este asunto que es relativamente frecuente en estos tiempos que corren en los que la enorme cantidad de información hace que sea muy difícil incluir conceptos duraderos en el subconsciente global. Pero antes de seguir, un
disclaimer.
Esto no es un crítica contra nadie. No tiene mala leche, ni va dirigido contra nadie en específico. Si así fuera lo diría frontalmente, como se ve por la ingente cantidad de flames en los que me meto.
Corrían los principios de los dos mil cuando escuché por primera vez la expresión “hype”. En aquellos momentos los “MMORPG” eran videojuegos novedosos de los que se esperaban muchas cosas novedosas que, dicho sea de paso, nunca llegaron, y en una página se podía ver qué puntuación tenían dichas innovaciones y que “hype” despertaban. Es decir, cuanto de altas eran las expectativas del público en función a las declaraciones de los creadores de los juegos y a lo que se iba enseñando de ellos (de los juegos, no de los creadores).
Bueno, quizá algunos de los lectores conocían el concepto llamado así con anterioridad, pero yo no.
Y llegaron las redes sociales, y cambiaron más todo lo que era relativo a la “publicidad”. O por lo menos para este servidor de sus mercedes le dieron una vuelta de tuerca al introducir su insoportable levedad y otros conceptos al paradigma. Y si bien anteriormente ya había un interés en cada acción (o por lo menos en muchas) para obtener un fin concreto, esto parece alcanzar el rango de “ciencia social” en manos de algunos profesionales del sector que pueden dar muchas lecciones. Muchas más que yo, seguro, que no tengo ni idea del tema.
Los límites en los que la publicidad se vuelve cuestionable son muy difusos. Está claro que enviar emails no solicitados (literalmente spam) es una práctica rechazable, y que en general la publicidad intrusiva es negativa. Pero, ¿cuánta publicidad es intrusiva? Pues supongo que depende de a quién se le pregunte, y como eso es subjetivo, pues puede ser un problema. A mí personalmente me fastidia bastante, así que tengo ese rasero.
Con esto del “hype” pasa algo muy parecido. A mí compartir una novedad de un proyecto me parece legítimo en tanto que se está compartiendo una novedad, pero no me parece tan legítimo si lo que se hace es fingir que se está compartiendo una novedad para obtener el objetivo normalmente asociado a haberla compartido, es decir, despertar expectativas, o “hype”.
Esto es el humohype. Es decir, intentar despertar expectativas sin decir nada. Y mucho cuidado, que un responsable de un proyecto puede hacerlo sin querer por lo excitado que se sienta con respecto a un suceso concreto. Supongo que aquí entra ya la credibilidad de cada uno, y cuantas veces se haga, pero yo creo que incluso en esos caso es una práctica a evitar.
Voy a poner un ejemplo de humohype externo a los juegos de rol. En este caso Arnold Swarzenegger dijo que la nueva película en la que participa “La Leyenda de Conan” será brutal. Así, sin más. Y eso alimentó
artículos como el que enlazo, que no aporta ninguna información sobre la película con respecto a artículos anteriores.
Bueno, quizá Arnold dijo esta opinión en un círculo privado expresando sus emociones sinceras sobre la película, pero si no es el caso, por lo menos debería aportar algo más de información para que su mención no fuera simplemente humo.
Desde luego cada cual es libre de hacer lo que quiera, pero si los entornos de las noticias y las redes sociales se convierten en una acumulación de:
- Esta cosa será brutal.
- He visto la portada y va a ser la hostia.
- He hablado con mi director de playtesting y me ha dado una información que no puedo compartir, pero que es increíble.
- ¡Atención, noticia! Tengo una noticia de que tengo una noticia que es la hostia, espero dentro de unos días poder dar la fecha de la noticia.
Pues luego no nos quejemos si cuando compartimos una novedad de verdad, esta pasa desapercibida entre el humohype de las redes sociales, muy eficaces en su algoritmia de hacer dinero, pero no tanto en distinguir información de verdad de humo irrelevante.
Con todo ello espero que nadie se tome este texto como una crítica hostil, o que ni siquiera se piense que tengo un encabronamiento grande con este asunto. Obviamente es una práctica que no me gusta, pero hay cosas mucho más importantes en el mundo y en el mundillo.
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