Hermanos Juramentados de la Espada Negra
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Volviendo... ¿a casa?
16-12-2016 17:25
Presentación de mi personaje – Flashback.

Kaleb caminó por los pasillos subterráneos con esa manera silenciosa que acostumbraba a llevar desde que había entrado a la Orden. Sus manos enguantadas descansaban frente a su cintura, mientras que la túnica era movida por el aire que desplazaba.

El olor a compuesto químico que siempre llevaba era algo que ya su olfato se había adaptado a sentir. Se bañaba seguido, más de lo que algunos recomendaban, pero es que a veces sentía que lo necesitaba.

Algunos "hermanos" agacharon la cabeza a su paso. A pesar de su edad, se había ganado un puesto de importancia, y no por intrigas o conspiraciones, sino por lo que realmente valía, por su esfuerzo y talento.

Una vez entró a la estancia donde el Sumo Corrector lo esperaba junto a algunos de sus consejeros, el harrassiano inclinó la cabeza en señal de respeto. Si a alguien le debía su posición allí dentro, era a él, y cada vez que podía intentaba demostrar su agradecimiento. Seguramente ahora tendría una posibilidad, ya que pocas veces había tanta concurrencia para un encargo o misión.
Kaleb se mantuvo en silencio esperando las palabras de Siaral, y finalmente éste rompió esa falta de sonido.
-Kaleb- comenzó a hablar el anciano –Tengo una importante misión para ti, como experto dentro de la Orden… y como harrassiano de nacimiento-
De eso se trataba. Tendría que regresar a Harrassia. No hacía falta decir más nada. Tendría que enfrentarse a su pasado. Siempre supo que no podría esquivarlo por siempre, había una atracción que lo unía a su tierra que excedía sus intenciones de poner tierra de por medio.
-Dígame qué necesita y así se hará- dijo parcamente Kaleb irguiéndose levemente al haber notado que su postura había decaído levemente.
-Han llegado a nuestros oídos la presencia de un alquimista harrassiano que ha generado una nueva versión del nantio mucho más fuerte en muchos sentidos: produce más adicción, pero también creemos que puede servir para operaciones más complicadas en cuanto a dolor se refiere- Siaral hablaba pausado, como si hubiese masticado las palabras por años y en el momento adecuado fueran liberadas de su prisión –Quiero que descubras al alquimista y logres obtener su fórmula para poder crearla tú mismo… algo así podría ser muy útil para la Orden- hizo una pausa, y volvió a hablar –Una vez obtenida la fórmula, elimínalo… sólo la Corrección debe tener algo así-
-Así se hará- respondió haciendo una leve inclinación de cabeza –Prepararé lo que necesite y partiré mañana mismo-
Siaral sonrió casi imperceptiblemente. Kaleb le era fiel y no hacía muchas preguntas.
-Te daremos las indicaciones para unas instalaciones de la Orden en Nased que podrás utilizar no sólo como escondite, sino también para que puedas hacer las pruebas pertinentes. Si necesitas más hombres, avísanos y prepararemos a algunos para que te acompañen. Y te serán entregados los informes antes de esta noche- finalizó al levantarse de su asiento y despedirlo con un gesto de la mano.
-No harán falta los hombres, prefiero trabajar solo- dijo seguro el químico –Iré a prepararme- y dio media vuelta, saliendo de la sala en silencio.
Un sinfín de sentimientos encontrados pugnaban por ser reconocidos. Por un lado quería cumplir con la misión que Siaral le encomendaba de una manera tan personal. Estaba depositando toda su confianza en él, y si lo lograba, seguramente significaría un gran avance para la Orden. Ésta sería una gran oportunidad para demostrar su valía, su lealtad y su entrega. Pero, por otro lado, tenía que regresar a la tierra donde había nacido, vivido y matado. El lugar que había tenido que dejar y que ahora tendría que ver a la cara. El lugar donde encontraría nuevamente a Khalig…