Hermanos Juramentados de la Espada Negra
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Lebn koib [Faruq y Khalik, partida 2]
8-12-2016 04:33
Nota de la atura: este capítulo ha sido escrito con el permiso y participación de Sigeiror (Khalik).
La reacción de Faruq había pillado a todo el mundo desprevenido. Especialmente a Dhaida y a Laila, quienes más le conocían. Aunque sin duda el nómada demostraba muy a menudo su carácter áspero y poco sociable, nunca antes había sido violento. De hecho, ninguna de las dos mujeres podía recordar la última vez en la que habían escuchado a Faruq gritar de rabia.
Khalik no conocía tanto al guerrero, pero en su conocimiento médico, intuía que aquel comportamiento tan fuera de lugar no era habitual en él. Le dio, en realidad, la excusa perfecta para retirarse de la discusión en la que estaban enfrascados los demás. Todos parecían haber decidido que era mejor que el médico no saliera de la casa hasta que las cosas se calmaran. Visto lo visto, no tenía demasiado que aportar a la conversación.
Llamó suavemente a la puerta antes de entrar. Encontró a Faruq caminando frenéticamente de un lado a otro de la habitación, dando vueltas como un animal enjaulado. Aquello tampoco era algo normal, ¿sería algún tipo de efecto secundario inesperado? Khalik tenía que comprobarlo.
— ¿Va todo bien? — le preguntó. Faruq no se giró para mirarle, pero sí dejó de moverse.
— No… —. Khalik se percató de que tenía los músculos hinchados bajo la piel, debido a una tensión involuntaria que de vez en cuando le provocaba tics nerviosos de los que el nómada no parecía ser consciente. — ¿Quié pasa, Khalik? —. Faruq le miró, casi ahogado en la desesperación —. ¿Quié tu darme aier? No hazer efecto…
— No, lo lamento Faruq —. El médico negó con la cabeza y su expresión reveló cierta decepción.
En el feliz caso de que su primer intento de antídoto hubiera funcionado, quizá todo habría sucedido de forma diferente. Pero no había sido así, y por ello decidió que era el momento de ser sincero con él.
— Lo cierto es que… lo que te di ayer no era nantio — confesó. — Se pasó la mano por la nuca, mientras Faruq le dedicaba una mirada entre incrédula y confundida. — O al menos no en su totalidad. Te di un sucedáneo, un suero que estoy desarrollando. Pretendía curarte la adicción sin que lo supieras, perdóname.
— ¿Tú… quierer curarme? —. Faruq ladeó la cabeza, frunciendo el ceño con extrañeza y hablando con voz rasgada. — ¿Por quié? Io no pedirte eso…
— En teoría, lo que te tomaste ayer debía llevar la dosis justa como para calmar tu ansiedad. Pero, claramente, no ha funcionado —. Khalik hablaba despacio y con calma, en parte porque quería que el salvaje le entendiera… y también, porque no deseaba contrariarle más.
— Tú no iresponder piregunta —. Faruq seguía mirándole con seriedad. Las venas palpitándole sutilmente bajo la piel le daban un aspecto feroz, pero Khalik no pareció amedrentarse por ello.
— Porque yo soy médico —. Habló tan convencido, que incluso el nómada se permitió alzar las cejas con cierta sorpresa. Últimamente Khalik lograba romper sus esquemas. — Mi fin en la vida es curar a la gente, no hacerla enfermar.
— … — Faruq se quedó en silencio unos momentos, apretando los labios en una fina línea, mascando sus palabras. Finalmente suspiró y relajó parte de su tensión. — ¿Por qué tú mentir?
— En mis muchos años como médico he aprendido que muchas medicinas no funcionan si quien las toma no cree realmente que vayan a funcionar —. Resultaba evidente que no era sencillo explicarle a un profano de las ciencias médicas lo que era el efecto placebo, pero se podía decir que Khalik sabía desenvolverse considerablemente bien en ese sentido. — Por eso te mentí, lo siento. Necesitaba comprobar que el antídoto funcionaba de verdad.
— ¡Pero io no sé quié tú me estás dando! Io pensar… —. Faruq se llevó una mano a la cabeza, notando una punzada de dolor que le contrajo la expresión con una mueca.
— Sólo tengo que seguir ajustando la fórmula del antídoto. Por suerte seguimos teniendo el laboratorio…
— ¡Io no entiendo quié tú dizes! —. El guerrero volvió a alzar la voz, sin retirar una de las manos de su cabeza, señal de que los aguijonazos de la migraña no remitían. Lo que tampoco ayudaba a templar su ánimo. — Tú iromper piromesa, tú mentir. Dezir quie quierer aiudar, pero io sólo ser hugete para ti… ¡Tú lebn koib! ¡No hazer eso! — Le golpeó el pecho con el índice con vehemencia. Parecía verdaderamente indignado.
— Lo siento…
— Ia, ia, tú siempire “lo siento”… — Dijo el otro con desdén, dando un paso atrás.
Khalik se llevó entonces la mano a la bolsa de su cinturón, y sacó un pequeño trozo de cuero en el que envolvía una hierbas que desprendían un olor fuerte. Faruq seguía mirándole irritado, pero se contuvo el tiempo suficiente como para que el médico pudiera explicarse.
— Estas hierbas te ayudarán con el dolor de cabeza. Le diré a Dhaida que te las prepare… — Faruq tuvo la impresión de que le estaba pidiendo permiso, aunque probablemente Khalik lo hubiera hecho de todas maneras. Respondió con un gruñido ininteligible, y volvió a darle la espalda al médico. Se sentó en la cama, esperando que el médico saliera acto seguido por la puerta. Pero en vez de eso, Khalik se puso en cuclillas frente a él para quedar más o menos a su altura. — Oye, dime una cosa — dijo de pronto. — ¿Qué significa lebn koib?
Faruq parpadeó. Aquello sí que no se lo esperaba. Incluso tuvo que pararse a pensar largamente para poder buscar las palabras con que explicarlo, porque nunca antes había tenido que hacerlo. Si aquello era parte del plan de Khalik para evitar que el nómada le saltara a la yugular, dio resultado.


— Io salvar tu vida. Tú lebn koib. En tiribu, tú elihes: servir a mi o devolver lebn koib. Si tú no hazer, garave ofensa, tú morir en desierto. Tú erespetas a mi, hasta pagar lebn koib. Tú insultar tu lebn koib. —. Faruq trató de no sonar recriminatorio, pero no le salió demasiado bien. A pesar de ello, Khalik no se molestó y, de hecho, lo aceptó. Quizá se lo merecía.

Aún así, se sintió súbitamente mal consigo mismo al pensar que se había aprovechado del hombre que le había salvado la vida. ¿En qué se diferenciaba, entonces, de aquellos que habían hecho lo mismo con él? Con ese pensamiento en mente, Khalik posó brevemente la mano sobre su hombro, y se dirigió hacia la puerta sin decir palabra.
Re: Lebn koib [Faruq y Khalik, partida 2]
8-12-2016 04:43
Re: Lebn koib [Faruq y Khalik, partida 2]
8-12-2016 04:45
Perdón, link erróneo XDDD este es el bueno.

https://espadanegra.net/nased.php?s=mfo&sb=2385