Espada Negra: juego de rol
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Memorias de Ura.
16-10-2017 18:18
Por Taraak
Tras días y días de viaje no nos queda nada, los camellos están muertos, los guías también muertos, aquellos que no desertaron como la escoria harrasiana que eran (que los dioses les den mil encarnaciones de puro dolor), y ante mis ojos vi lo que nunca esperé ver, vi a mi diosa débil, agotada y sedienta, que me dijo algo que nunca creí poder llegar a escuchar, que continuase mi viaje sin ella, y aquí estoy, tras desobedecer una orden directa de la diosa hecha carne, pero feliz de saber que he sido yo quien en su mas duro trance la ha salvado.

No ha sido fácil, mis músculos arden por el cansancio de arrastrarla por arenas terrenales e infernales y siento que mi mente abandonará de un momento a otro mi cuerpo de puro agotamiento; y, si, infernales, pues en mi periplo por salvar a mi señora di con una larga procesión de personas, hombres y mujeres de las tribus del desierto que caminaban poseídos por el olvido, cuando les solicite agua para Asis solo un hombre respondió a mi suplica (que Najshet le perdone sus pecados), y fue que siguiendo a este hombre nos separamos del grupo; seguíamos unas extrañisimas huellas que nos condujeron a un desierto de ceniza y muerte en el cual avistamos a los causantes del extraño rastro, unos seres de pesadilla salpicados de bocas y ojos en todas partes que arrancaban trozos de su propia carne con sus bocas para "curarse", gracias a Taharda que dimos la vuelta, de haber sido necesario moriría luchando, pero si yo muero ¿que será de mi Señora?, no, no, no, no puedo permitirme morir, una diosa depende de mi, mi diosa depende de mi, mi amor depende de mi.

Ahora estoy en lo que ese bruto asqueroso cubierto de tatuajes me ha dicho que se llama el ombligo de la diosa, y frente a mi duerme Taharda hecha carne, duerme a salvo, pero no puedo dormir a su lado, he de encontrar agua, acaricio la piel de su mejilla, beso su frente, y respiro hondo para retener su fragancia en mis pulmones, por mi mente vuelan las sensaciones e imágenes de la última noche antes de salir a esta búsqueda: la suavidad de su espalda, sus piernas y senos, sus labios sonrientes, sus risas y dulces palabras, sus besos y caricias...

He de encontrar agua.
Re: Memorias de Ura.
10-11-2017 20:07
Por Taraak
Sinceramente después de enfrentarme a escarabajos del tamaño de un perro grande no se la razón de que me extrañe hacer lo propio con mantis del tamaño de un adolescente o putos moscardones de treinta kilos, ¡Por el colgante de Najshet putas moscas! no creo que exista nada en la bola de heces mas asqueroso que ellas, sus cuerpos repletos de pelos los ojos facetados y el puto culo de colorines ¡PUAAAjjj!, una de ellas me clavó varias de sus patas en la carne dejándome al limite de mis fuerzas, en ese momento sentí una gran fuerza inundandome, una fuerza oscura y terrible, la fuerza de Asis, la fuerza de Taharda, sanó mis heridas y cambio algo dentro de mi, algo muy sutil y muy leve, lo siento al acariciar la cicatriz, esta extraña cicatriz que me ha quedado, hay algo dentro mio, algo sagrado, Asis esta dentro mio, no puedo dejar que le pase nada, no puedo dejar que le suceda un solo rasguño, su poder es grande pero los peligros de este lugar también, ella es Taharda y esta dentro mio, mi amor, mi amor, mi amor...

Ah también rescatamos al leproso a la furia que lo acompañaba y al otro tipo, la verdad no creo que duren mucho, especialmente la furia, si la joven que parece gobernar a esta gente de las tribus no le hubiese puesto de nantio hasta las cejas aún oiría los gritos de su suplicio, y a saber que les pasará a los otros cuando despierten los huevos que las putas moscas les metieron; irónicamente el que mejor parece estar es el leproso, o mejor dicho al que menos han afectado esta experiencia, supongo que cuando tus pecados te han convertido en un engendro así poco te puede afectar ya, le he comentado a Asis la posibilidad de intentar estrechar lazos con el, seria una gran ventaja, y el busca la redención, que mejor camino para ella que proteger a mi señora.
Re: Memorias de Ura.
20-11-2017 09:03
Por Taraak
Asis se había quedado en el campamento preparando un ritual, y le había encargado a Ura que se uniese a la siguiente expedición para limpiar las cuevas; las dudas y los nervios no la dejaban en paz en ningún momento, no la abandonaron ni tan siquiera para dejar que se parase a pensar en el extranjero que había llegado en ese mismo momento y que se movía como un gato por las cuevas, tampoco la abandonaron cuando se enfrentaron a un pequeño ejercito de mantis gigantes una de las cuales se pasaba de gigante, no la abandonaron cuando una de ellas clavó una de sus patas afilada como una lanza en su pierna, y no la abandonaban mientras regresaban cargando los casi cadáveres de algunos de sus circunstanciales compañeros, podía haber pasado cualquier cosa en ese antro de salvajes; solo en el momento que salió a la superficie y pudo observar a su señora concentrada en su ritual pudo relajarse, y así, tranquila y en paz, observó a su diosa y amada sentada en una duna hasta que ella se dio la vuelta.
Cuando Asis se dio la vuelta Ura se acercó y le dijo "otra c-cueva d-d-desp-pejada", recibiendo por contestación un escueto "buen trabajo" y una sonrisa de Asis; todo lo que ella podía desear, y una caricia sobre su mejilla, mas de lo que jamás merecería.