Hermanos Juramentados de la Espada Negra
En las TdN fui...
13-8-2015 12:20
Por Verion
En las redes sociales he observado la agradable costumbre de escribir sobre la experiencia en las TdN, refiriéndose a la piel de los personajes que han ocupado. Me parece una costumbre muy divertida, y suelo leerme todas las que veo. Yo redacté ya una reseña de lo que había hecho, pero en una tónica más clásica.

Planifiqué una ruta de transporte teniendo en cuenta los recursos disponibles para efectuarla. Conseguí garantizar la máxima eficiencia económica en el mismo, e incluso dispuse condiciones de seguridad que más tarde contribuyeron a evitar un accidente de graves consecuencias.

Ocupé un cuartel con muchos más miembros de una organización extraterritorial, dando lugar a un amplio congreso que estudiaría importantes asuntos que afectarían a la gobernabilidad de dicho puesto avanzado.

Fui derrotado por la burocracia de un malvado imperio local y sometido a una identificación humillante que me imponía un criterio estatal el cual implica la aceptación de un periodo pasado del que intento salir adelante, y la exposición de secretos incompatibles con mi supervivencia a largo plazo.

Me reuní con una veintena de veteranos de antiguas guerras que no habían perdido el deseo de mantener el contacto como otros muchos sí lo habían hecho. Charlamos no solo de las batallas pasadas, sino de las que estaban por llegar y en las que habríamos de combatir pese al bagaje pasado.

Hice pactos con osados comerciantes que desafían a piratas y corsarios, e incluso ocasionalmente a la misma ley de sus estados para poder mercadear de costa a costa, cada cual con infinidad de historias en sus naves, motivaciones individuales tan variadas como sus propias mercancías, y estrategias y rutas tan secretas y particulares como su misma personalidad.

Ascendí por empinados montes, luchando por escapar de las fuerzas del mismo condicionamiento sin más ayuda que un cuchillo de campo, y sin ni siquiera una camiseta que me protegiera de los arañazos de ramas y piedras, hasta alturas en las que la temperatura no parecía propia del verano en el que estaba viviendo.

Me infliltré en instalaciones secretas del estado opresor destinadas a una casta social superior a la mía, donde pude obtener recursos e información interesante, todo ello gracias a la colaboración de un agente doble en la organización.

Me interné con un hermano en un campamento en el que soldados de un ejército irregular, probablemente mercenario, preparaban sus armas y sus cuerpos para una inminente batalla. Encontré en este lugar al guerrero al que estaba buscando, y lo contraté con pagos en especia para que se uniera a nuestra causa.

Sufrí una terrible enfermedad contagiosa en cuyos delirios fui testigo de una profecía oscura en la cual me enfrentaba a seres sin forma y sin moral. Desperté confuso, caminando, y luego corrí mientras estas criaturas intentaban destruirme desde mi mismo interior. Vencí al dolor varios kilómetros después, y me uní de nuevo a mis hermanos, aturdido, pero vivo.

Burlé al estado opresor por segunda vez para entrar en sus instalaciones de forma fraudulenta, utilizando rutas secretas y todo tipo de artimañanas y sobornos.

Y aparte, jugué al rol.


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