Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Un crowdfunding de Espada Negra
23-7-2014 13:04
Por Verion
Hasta el momento en la hermandad hemos podido realizar nuestras actividades sin recurrir a este mecanismo de financiación que tan popular se ha hecho en los últimos tiempos. Eso no significa que esa situación se pueda prolongar indefinidamente. Así que hoy voy a hablar del concepto del crowdfunding y su posible relación con las obras de Espada Negra.

Si el lector espera encontrar un anuncio de un inminente crowdfunding del juego de rol u otro proyecto le ahorro el tiempo de leer el artículo. Por ahora no tenemos intención iniciar de forma tradicional uno de estos procesos, aunque en cierta forma ya lo hacemos. Insto a sus amables lectores que ahonden en este quizá excesivamente largo artículo. Creo que no les decepcionaré.

El texto pretende analizar la situación del concepto de crowdfunding (en adelante CF, por no repetirme), y cual es su posible relación presente y futura con Espada Negra.


El concepto de CF es muy moderno. Durante muchos siglos la humanidad se ha servido de una fórmula casi invariante para fomentar la creación artística: el mecenazgo. Básicamente el que pintaba o hacía música era porque era rico o tenía un amigo rico al que le gustaba el arte.

Con el mayor reparto de la riqueza del siglo XX y la posibilidad de crear copias mecánicas este concepto cambió, y se encontró un equilibrio comercial en el que unos intermediarios ganaban un montón de dinero y le daban algo al autor. Y así se financiaban las cosas.

Entrado el siglo XXI se ha producido un cambio de paradigma basado en el fácil acceso a la tecnología. Hoy en día se puede abordar un proyecto de una forma bastante profesional sin necesitar la financiación de una gran empresa. Pero aún así necesitamos bastante financiación si queremos dotar de calidad o prestaciones a nuestra creación. Y en el mar de diversidad que es internet empezó a surgir la idea de que los destinatarios de una obra la financiaran directamente, sin recurrir a empresas.

Y ocurrió. Vaya si ocurrió. Un crisol de proyectos accedieron a la financiación que necesitaban en un despliegue de diversidad creativa tan amplio que internet se convirtió en una primavera repleta de colores y sonidos que alegraban a los sentidos.

Pero no todo fue alegría y color. Salió alguna seta venenosa, algún cardo, algún cactus... e incluso alguna alergia inmunitaria. Pero se financiaron muchos proyectos muy plurales que de otra forma no habrían salido adelante. Bravo por los CF.

Y llegó el verano. Los CF se institucionalizaron y dieron lugar (o lo darán) a una sobre exposición de proyectos propia de esta era (y estación) de extrema iluminación. Y si bien el invierno representa a una oscuridad temible e inabordable, también hay que cuidarse del cegador exceso de luz del verano.

Y si bien el mecanismo de CF es en sí mismo positivo y loable, pues, ¿qué hay más bello que participar en las creaciones de una era?, se debe tener cuidado de que la herramienta no se corrompa, cosa que con toda seguridad hará, si es que no lo ha hecho ya. Y una vez empiecen a entrar legisladores, abogados, empresas y otros mercachifles será difícil distinguir los bellos proyectos que intentarán salir adelante, como en la primavera, de horribles quimeras pergreñadas en lujosos despachos de empresas, sin más pretensión que sacar los dineros al ciudadano.

Esa era, estimados lectores, no está tan lejos. Ya tenemos a los legisladores encima, y no son pocas las empresas que acuden a CF. Y el concepto se está institucionalizando. Así que este humilde hermano va a intentar señalar algunas de las claves, a su entender.

Un crowdfunding no es una preventa.

O no debería serlo. De acuerdo, muchos CF actuales son preventas. La diferencia es sutil, pero es importante. De la misma forma que no todos los homicidios son asesinatos, a sus mercedes, poderosos lectores y posibles financistas (o micro mecenas) les corresponde, si desean, la tarea de juzgar si un CF es una preventa.

La clave está en la intencionalidad. Una preventa simplemente quiere vender su producto, y financiarlo a través de los compradores. Es algo muy sensato, porque así no tienen que adelantar o arriesgar su capital, o aún peor, pedir un préstamo de nefastas consecuencias. En cierta forma es ir sobre seguro, y no tiene nada de malo, si no es porque se está disfrazando de CF.

Un CF hace al financista (o micro mecenas) parte del proyecto, y las recompensas que ofrece no son en sí mismas necesariamente lo deseado, sino una consecuencia. El deseo, en este caso, es más conseguir que la obra salga adelante, o incluso participar en ella.

En el caso de los juegos de rol creo que ha habido muchos CF honestos y positivos, pero también preventas disfrazadas de CF, y no voy a señalar a nada porque hoy no busco enemigos nuevos (antes tengo que acabar con los antiguos).

El concepto mismo del Crowdfunding puede esconder peligros

No andaba pensando en la posibilidad de que el financiado huya con el dinero, o que simplemente no logre abordar el proyecto por una mala planificación, lo cual ha pasado. Estos peligros ante los que hay pocas garantías son muy importantes, pero quería centrar más en la cuestión creativa.

Pecando de ser un poco simplista, el fenómeno de la creación ha vivido épocas muy variadas, pero en el siglo XX pasó a convertirse en un fenómeno de masas, y lo que se financiaba era aquello e lo que las empresas podían sacar un beneficio apropiado.

Los CF vienen a suponer un cambio con respecto a esa tónica, pero a su vez pueden imponer otra forma de dictadura un poco dura, la de lo popular. Me refiero a esta tónica para mí preocupante en la que lo funciona son los mensajes cortos sin demasiada profundidad que se prodigan por las redes sociales, y en la que artículos largos (como, ejem, este) pueden tener un calado inferior.

De la misma forma que al comprar un móvil somos responsables de las fábricas en China y la extracción de Coltán en el Congo (de ser el caso), con nuestras financiaciones también nos hacemos responsables de la diversidad creativa. Porque unos proyectos salen adelante, y otros no.

De nuevo considero saludable ser crítico con aquello a lo que accedemos, y no ceder a la nostalgia fácil o a la visualidad evidente, sino apoyar proyectos bien instaurados que respondan a nuestras exigencias.


Los crowdfunding ya son una institución

Y no una muy saludable, en mi opinión. En el caso de los juegos de rol (y similares) ya casi parece algo obligado, una mecánica repetida y aparentemente funcional que se repite una y otra vez. Pero también se tropieza y se cae, y hay casos recientes y pasados.

De alguna forma incluso hasta es una forma de divulgar un proyecto, y de que se someta a la aprobación de sus destinatarios. Pero si de ahí pasamos a que sean un método necesario de publicidad y financiación, entonces entramos en un terreno peligroso.

Lo que creo que muchos creadores no entienden, o no quieren entender, es que un crowdfunding es un acto que implica PEDIR. Sí, subrayado y en negrita, PEDIR. El acto de pedir es muy especial, porque implica reconocer que lo que quiera que pedimos no podemos hacerlo por nuestra cuenta. Implica tragarse el orgullo, reconocer que no somos autosuficientes. Es desnudarse un poco ante un público que va a señalar con el dedo y decir "te cuelgan los michelines".

Pedir es un acto muy íntimo. Por eso cuando estamos jodidos y necesitamos algo lo pedimos a las personas de nuestra confianza. Y probablemente nos sintamos mal haciéndolo, y pongamos a la otra persona en un compromiso. Pero así es.

La sociedad, sin embargo, nos induce a pensar que en este acto de demostrar la indefensión hay indignidad, hay pobreza, en el sentido de que no hay fuerzas, no hemos podido conseguir por nuestros medios lo que otros sí han conseguido. Nos dice que es humillante.

Y así son muchos proyectos de CF en día. Quieren pedir sin pedir. Conservar su dignidad social, no responder a críticas y seguir fingiendo que son autosuficientes y poderosos.

Un crowfunding de Espada Negra

Creo que he sentado los precedentes. Voy a avanzar entonces a cómo entendemos en la hermandad que tiene que ser la relación entre Espada Negra y los CF.

En primer lugar, no hemos recurrido a un CF hasta ahora porque no lo hemos necesitado. No quiere decir que seamos poderosos o auto suficientes en absoluto. Quizá sea simplemente que hemos tenido suerte, que vamos a un ritmo que podemos soportar, o cualquier otra cosa. Pero por el momento no lo hemos necesitado.

No parece que lo vayamos a necesitar a corto plazo. Contamos con recursos y aliados que nos permiten afrontar la publicación de las novelas y del juego de rol. Pero eso no significa en absoluto que el futuro sea un campo de rosas. Tenemos pendiente la publicación de ampliaciones para el juego de mesa, y suplementos para el juego de rol, y no demasiado lejos, el primer videojuego de Espada Negra. Puede que algo se nos tuerza en el futuro, y puede que recurramos a un CF.

Si es el caso tendrá que darse una condición indispensable para que este tenga éxito. Y es que haya confianza. Los posibles mecenas tendrán que entender quienes somos, lo que vamos a hacer con su dinero, y el tipo de cosas que hacemos, y sobre todo que se sientan partícipes del proyecto.

Esto es importante, porque seríamos muy conscientes de que estaríamos pidiendo dinero. Pedir, esa palabra tan especial. Y si estamos pidiendo, tenemos que tener confianza, la confianza de que podemos desnudarnos metafóricamente y que no vamos a sufrir ataque o mofa (o al menos no muchos), sino que estamos respaldados por una comunidad que nos acepta.

Creo que hoy por hoy no podríamos hacerlo. En realidad creo que pocos proyectos de rol en España pueden hacerlo, pero estoy algo seguro de que nosotros particularmente no, y eso es un poco doloroso y triste para nosotros, que hacemos juegos de rol y de mesa, novelas, música y otras formas de creación y expresión. Pero quizá esa tónica se rompa en un futuro.

Un crowdfunding no es la única forma de pedir ni de alcanzar confianza.

Que no necesitemos hacer un CF no significa que los participantes no puedan participar de igual forma que un buen proyecto financiado por mecenazgo. De hecho las creaciones de Espada Negra tienen espacios abiertos para aquellos que quieran entrar con nosotros.

Tampoco significa que nosotros no pidamos o nos sometamos a la aprobación. De hecho en la actualidad estamos pidiendo, estamos sometidos a una forma de aprobación, pues publicamos nuestro juego de mesa sin mucho respaldo. Aquellos que lo compran en verdad están participando en una especie de CF, pues trabajamos nuestra difusión persona a persona, les convencemos de que es el juego que les puede divertir. Ellos nos explican lo que opinan, y nos transmiten sus ideas que escuchamos y añadimos a las nuestras, para finalmente publicar en una ampliación, si todo va bien.

Como quien no quiere la cosa, vivimos en un permanente CF en el que hemos adelantado el dinero a los mecenas.

Aprovecho para despedirme transmitiendo mi más respetuosa salutación a todo aquel que ha sabido desnudar su proyecto mediante un CF, y ha alcanzado una confianza con sus participantes. Enhorabuena.


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