Muchas veces tenemos cosas tan interiorizadas y que forman parte tan intrínseca de nosotros que ni tan siquiera nos paramos a preguntarnos la razón de que sea así.
A mi me gusta el rol, así en general, incluso si me apuras FATE que me parece espantoso es algo que prefiero hacer a mirar la vuelta ciclista, o a jugar una partida al ajedrez; simplemente es algo que ¿disfruto?, pues lo cierto es que no necesariamente lo disfruto, igual que escalar una montaña o "subir de nivel" las pesas de mis ejercicios, no necesariamente obtengo una sensación placentera de ello, pero aún así ¿me gusta?
La razón de ello es que si bien puedo cabrearme con el máster por meter la zarpa en las decisiones de mi pj, o sentir un agotamiento brutal tras pasar a usar unas mancuernas mas grandes, hay algo tras ello que me satisface enormemente; tras las sesiones de rol invariablemente me siento bien, es una sensación rara, suave, delicada y esquiva, pero siempre presente, no es la alegría por haber conseguido un logro del pj, no es la típica alegría de marcar un tanto en un deporte, no es la morbosa sensación de auto realización que tengo cuando ese enemigo de mi pj en el que condenso todo el odio y rabia que siento por las personas que me han hecho sufrir tuerce su gesto en una mueca de dolor, y yo imagino todos y cada uno de los detalles de su muerte, con sus gritos agónicos, y la tibia sangre que sale de sus entrañas hasta manchar mis manos o el olor a orín y mierda de sus esfínteres que pierden la capacidad de cumplir su función, es una sensación grandiosa, pero no es por la que me encanta el rol; también es grandiosa la sensación de lograr metas que se que jamas podré, y otras como formar una familia que se que de cumplirse quedan bestialmente lejos, es catártica la experiencia de vivir en tiempos "reales" o imaginarios también, pero no, no me gusta el rol por ello, pues puede perfectamente darse el caso de que nada de esto suceda, puedo jugar una partida de rol tan irrelevante y aburrida como mi vida real y aún así no será lo mismo.
Me gusta el rol porque a base de rescatar damas (y de ocasionalmente ser agradecido por ello de formas sensuales), matar monstruos, conocer mundos fascinantes, sentir la sensación de la amistad naciente y vivir aventuras de las mas variadas, encuentro en el rol la promesa de un entretenimiento desafiante en el cual mis acciones pueden contar y mis sueños cumplirse si yo lo juego adecuadamente.
No soy capaz de hallar esta sensación en un videojuego donde la derrota solo es un tramite para progresar en la historia, o un nuevo comienzo en el que pierdes y continuas en busca de un puntaje mas alto; tampoco encuentro esta satisfacción en la lectura que es otra de mis pasiones pues en ella si bien conozco mundos y aventuras fabulosas, no dejo de ser un mero espectador, de hecho la lectura siempre fue para mi un trampolín desde el cual lanzarme a mis propias fantasías e historias, con el rol vivo vidas asombrosas en las que la derrota sabe de formas muy diferentes y donde, aunque en ocasiones sea solo ilusoriamente, tengo la sensación de que todo depende de mi sin restricción alguna, un juego delicioso en el que vencer significa lo que yo busque.
Es esta extraña, sutil y profunda sensación, por sobre todas las mas obvias, la que me hace amar este entretenimiento.